Save the Children ha presentado el informe ‘Silenciadas’, en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer.
España registró un total de 18.731 denuncias por violencia sexual en 2022, de las que un 45% tenía como víctima a un menor de edad. De estas denuncias, el 81,7% eran de niñas o adolescentes, según consta en el informe ‘Silenciadas’, cuyas conclusiones presentó este miércoles Save the Children en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer.
Esta investigación fue presentada en una rueda de prensa virtual por la directora de Incidencia Social y Políticas de Infancia de Save the Children, Catalina Perazzo, y por la responsable de Políticas de Infancia de la organización, Carmela del Moral.
‘Silenciadas’ es una investigación sobre agresiones sexuales en la adolescencia que pone de manifiesto cómo la construcción de la sexualidad está marcada por la desigualdad y afecta tanto a las chicas como a los chicos, aunque de manera diferente.
Catalina Perazzo desgranó los detalles del informe, en el que se observa que cada vez salen a la luz más casos de violencia sexual en la infancia, una tendencia que va en aumento. A pesar de ello, achacó esta situación al “aumento de las denuncias” por la sensibilización de la sociedad. “No son sólo casos nuevos, sino casos ocultos”, precisó.
En ese sentido, explicó que España registró un total de 18.731 denuncias por violencia sexual en 2022, de las que un 45% tenía como víctima a un menor de edad. De estas denuncias, el 82% eran de niñas o adolescentes.
Entorno digital
A su vez, expuso que ese mismo año se presentaron 1.135 denuncias por delitos sexuales cometidos a través de las tecnologías, de los que el 84% tenía como víctima a un menor. De ellos, el 64,7% era una niña o adolescente.
Estos datos permitieron a Catalina Perazzo aseverar que “el ser niña o adolescente es un factor de riesgo muy importante para ser víctima de violencia sexual”.
En cuanto a los agresores, este tipo de delitos son cometidos tanto por adultos como por menores con edades comprendidas entre 14 y 17 años (cuando ya hay responsabilidad penal). Así pues, el 97% de los condenados son hombres, de los que el 15,65% son menores.
En el caso de los ciberdelitos, el 11% de los detenidos o investigados tiene menos de 18 años, siendo la mayoría de ellos chicos.
El informe expone que los delitos más comunes en este ámbito son los abusos y agresiones a menores de 16 años, siendo perpetradas en la mayoría de los casos por adultos del entorno familiar.
Andalucía, Cataluña, Comunidad de Madrid y Comunidad Valenciana son los territorios donde más proliferan estas agresiones, por ser los lugares con “mayor población infantil”.
Agresiones grupales
Catalina Perazzo reseñó que las agresiones sexuales en grupo son cada vez más visibles en la sociedad como consecuencia de la gravedad de la violencia y la mayor difusión en prensa. A pesar de que, según el Ministerio del Interior, han aumentado más de un 64% en los últimos cinco años, en 2022 representaron un 4,2% del total de delitos relacionados con la violencia sexual.
El perfil de la víctima de este tipo de agresiones sexuales es el de un niña o adolescente sola, con una edad media de 15 años, cuyos agresores tienen una edad similar, se conocen previamente (aunque sea de manera tangencial) y el delito, que tiende a producirse los fines de semana, se compone de penetración y violencia.
Catalina Perazzo advirtió de que más del 10% de las agresiones sexuales múltiples son grabadas o fotografiadas como “señal de dominio” o como forma de un “reconocimiento del grupo de iguales”. Luego de presentarlas como una especie de “rito de iniciación”, llamó a poner el foco en el entorno digital de los menores.
Por todo ello, comentó que “la preocupación social está justificada” ante las agresiones sexuales en grupo; sin embargo, aclaró que “no todas las violencias de menores son contra su sexualidad y cometidas por manadas”.
Esto le sirvió para concluir alertando de que muchas de las víctimas no denuncian las agresiones que sufren “por la falta de identificación de las chicas” como tales y por “la desconfianza hacia las instituciones o el entorno”.
Medidas combate
Por su parte, Carmela del Moral detalló las medidas que Save the Children considera necesarias para combatir la violencia sexual en la infancia, empezando por el desarrollo de una legislación específica que permita activar las medidas de prevención recogidas en la Ley Orgánica de Protección Integral de la Infancia y Adolescencia frente a la Violencia (Lopivi).
También abogó por implantar una educación afectivo-sexual desde edades tempranas para que los chavales tengan la posibilidad de “establecer relaciones más sanas y más igualitarias” y cuenten con herramientas para que hagan un uso seguro de Internet y las redes sociales.
Del mismo modo, la organización cree conveniente que, cuando la violencia ya se ha producido, los menores de edad sean atendidos con las mayores garantías y respetando todos sus derechos. Por ello, plantea una formación inicial y constante de todos los profesionales del ámbito jurídico y la coordinación de todos los recursos existentes para atender a la víctima y a los agresores.
En el caso de los adolescentes agresores, Save the Children apuesta por intervenir no sólo de manera individualizada para que sea consciente del daño causado, sino también con su entorno para una reparación eficaz a largo plazo.
A juicio de Carmela del Moral, se debe tener presente en estas situaciones que las víctimas y los agresores son menores de edad, por lo que “el enfoque de derechos de infancia y adolescencia debe ser el punto de partida en la prevención y en la detección y, una vez la violencia ya se ha producido, también en la atención”.