Artículo de despedida a Manolo.
Llevo desde el viernes buscando fotos del discurso de la Pasionaria en la plaza de toros de Las Ventas, desde que me dijeron que Manuel Blanco Mesón se encontraba en paliativos. Hace dos meses falleció Carmen, su mujer, y Manuel ha debido de decidir que quería acompañarle. Como hizo durante los últimos años, del brazo, pasito a pasito.
Manuel fue un buen deportista, y con su bici recorrió todas las calles de Madrid. Recordaba cada detalle de este antiguo callejero y sabía guiar a cualquiera que prestara atención. Con el tiempo, cambió la bici por sus paseos, siempre largos paseos. Muchos años después, ya en Covibar, desde la zona de Madrid, andaba y andaba por todo Rivas.
Recuerdo regañarle durante la pandemia. Una tarde, cuando nadie podía salir de casa más que para las cosas prioritarias, le llamé para saber si él o su mujer necesitaban algo, si se iban apañando. Me dijo que los dos estaban bien, aunque solo él salía de casa. Salía a comprar el pan. Tras los minutos de charla, resultó que ese camino hasta el pan se dirigía, todos los días, al supermercado de la entrada de la ciudad. Le regañé, ya digo, pero no me reprocho nada porque, de todas formas, sé que no me hizo ningún caso.
Hace casi 89 años Dolores Ibárruri, la Pasionaria, celebró su famoso mitin en la Plaza de Toros de Las Ventas. Fue el 29 de febrero de 1936 y Manolo estuvo allí. Sale en una de las fotos, siendo un niño, sentado. Así me lo contó, pero nunca busqué esa foto. Esto sí me lo reprocho. De las miles de personas que escucharon a la Pasionaria alertar contra «los enemigos de la República» (recuerda Mario Amorós), una de ellas era Manuel Blanco Mesón.

Quizá estaba acompañando a su tío, Eugenio Mesón. Mesón, miembro de la Juventud Socialista Unificada, moriría fusilado 4 años después, también en enero. En 1936, Mesón aún tendría tiempo para conocer a la que sería su mujer, Juana Doña, dirigente del PCE.
El abuelo de Manuel, también llamado Eugenio Masón, fallecería en un campo de concentración. También su padre, Mariano Blanco. Tanto su madre, Elena Mesón, como su tía Juana Doña sumarían muchos años de cárcel. Manolo Blanco era acogido por otras familias del PCE cuando su madre o su tía estaban en prisión.
Con esta familia de dignidad, nadie puede extrañarse por el compromiso por la democracia de Manolo
Vecino de Rivas, participante del Centro de Mayores de Covibar, se sumó a la querella Argentina. «Me gustaría que un tribunal obligase a estos que gobiernan a reconocer que el franquismo era una dictadura horrible y asesina, con eso me conformo», dijo.
Siempre arrimando el hombro. Que la tierra te sea leve, compañero. No dejes nunca de andar, que nosotras seguimos tus pasos.
