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No ganamos nada dando pábulo a noticias negativas sin contrastar

Me llamo Cayetana Verástegui y soy una de las médicas adjuntas del hospital de campaña IFEMA. El pasado domingo por la tarde me tocó trabajar, como en días previos en el pabellón 9. Mucho se está oyendo a lo largo del día de hoy sobre las quejas de sanitarios por la falta de material y condiciones de los pacientes en ese y en el pabellón 5.

Quiero empezar agradeciendo el esfuerzo inmenso de todo el personal sanitario y logístico que está trabajando casi sin descanso, algunos de forma más “obligada” por sus gerencias y otros de forma voluntaria. Pero también hay que agradecer a recursos humanos, logística, gerencia de este mega hospital improvisado todo el esfuerzo y dedicación.

El hospital de IFEMA es un macro hospital que se ha montado de la nada. Gestionar solo las comidas, con las distintas necesidades, que haya oxigeno para 1200 pacientes, que haya todo tipo de medicación, que haya camas, colchones, pijamas, lencería para pacientes y personal siempre lista, el transporte de los pacientes desde el hospital de origen y al alta a domicilio o a los centros medicalizados, cientos de nuevos contratos, adaptación de contratos de otros sectores, etc., es altamente complejo. Todo esto en un momento de aumento de demanda de absolutamente todos los recursos, no solo para IFEMA, si no también para otros hospitales, ciudades y países. Y nunca nunca se había hecho antes. Es muy fácil gritar sin contrastar que no tenemos EPIs, que los pacientes no se duchan, que los sanitarios nos estamos contagiando porque no nos protegen…siempre es más fácil resaltar lo malo, vende más. Sin embargo por cada error que se está cometiendo hay 9 cosas que se están mejorando. Cada día hay mejoras, nos escuchan tanto de gerencia como de logística y poco a poco un palacio de ferias se va convirtiendo en un súper hospital.

Se habla de la “desmantelación del pabellón 9 en plena crisis”. Eso no es cierto. Se está desmantelando el pabellón 5, hablemos con propiedad, y se está haciendo como estaba previsto, porque era el pabellón donde se podía empezar a atender a los pacientes y luego habilitar los pabellones 9 y 7 para dar una mejor atención, mayor privacidad y mayor número de baños y duchas para los pacientes.

También se habla de la falta de EPIs. Según los últimos informes de la OMS (https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/331496/WHO-2019-nCovHCW_risk_assessment-2020.2-eng.pdf) el coronavirus se transmite por gotículas de más de 5 micras, por tanto solo si se entra en contacto con personas infectadas a menos de 1 metro, o tocando superficies contaminadas y llevándose posteriormente esas manos a la cara. El informe continúa dando recomendaciones según el tipo de trabajo a realizar y dice, cito textualmente “los sanitarios con contacto directo con pacientes COVID-19 positivos deberán llevar mascarilla, traje, guantes y protección ocular con gafas de protección o careta total”. Revisando las recomendaciones de la OMS y del CDC las mascarillas y los trajes recomendados son los habituales en quirófano, reservando las mascarillas FPP2 y 3 para aquellos procedimientos que creen aerosoles (intubación, broncoscopias, ventilación no invasiva, maniobras de reanimación o traqueostomías) generalmente procedimientos de UCI, desrecomendando además calzas y gorros. Dicho todo esto, que los profesionales en urgencias, hospitales, centros de salud, IFEMA…llevemos mascarillas FPP2-3 es una buena medida extra de precaución, conjuntamente con la pantalla total de protección facial, y ambas se están garantizando, y si no, mascarillas de quirófano que con la pantalla facial sería suficiente. El problema viene con el traje, los primeros días, y el pabellón 5 hasta que se desmantele totalmente, tenían unas medidas de seguridad personal tipo ébola, y, siendo que son el mismo tipo de pacientes en el pabellón 9, no se entiende por qué los profesionales vamos vestidos distintos. Dicho esto, el error no es del tipo de equipamiento si no la falta de unificación y lo exagerado del principio. Ese tipo de traje y las medidas de desinfección del pabellón 5 (tipo ébola, cólera…) no son necesarias para este tipo de virus. Además estamos viviendo un momento en el no es posible abastecer la demanda mundial de estos equipamientos (por otro lado innecesarios) por lo que hace falta ser conscientes y coherentes con lo que pedimos y necesitamos para aguantar esta batalla, que promete ser larga.

Es muy injusto que algunas autoridades digan que los sanitarios nos estamos contagiando por tener contacto con amigos y familia, pero igual de injusto es decir que, al menos en IFEMA, lo estamos haciendo por falta de material. Es cierto que los primero días el vestuario era una locura, pero ya se ha solucionado. Es cierto que faltaban palos de gotero, ya los están trayendo, no salen de la nada, es cierto que hay pocos ordenadores y el sistema informático falla, pero hay cientos de técnicos trabajando a ritmo record para que todo funcione lo mejor posible. El virus no se transmite por la piel, y no nos están vomitando ni escupiendo encima continuamente, y si ocurriese se soluciona con agua y jabón. Es una carrera de fondo, tenemos que cuidarnos mucho y ser conscientes de que hay desabastecimiento a nivel mundial de material, por lo que es importante saber lo que es realmente importante y lo que no.

Seamos conscientes de que el esfuerzo es titánico por parte de todos, que somos todos nuevos en esto, que las críticas han de ser constructivas siguiendo el lema de no hay protesta sin propuesta. Y tener mucha, muchísima responsabilidad individual: mucho lavado de manos, no tocarnos la cara, no llevarnos nuestro fonendoscopio, no usar el móvil dentro de la zona “sucia”, mantener las distancias con los compañeros en el vestuario y en la sala de descanso. Si Corea y China no se han contagiado más sanitarios no es por los trajes, si no por su autocontrol y disciplina. No ganamos nada dando pábulo a noticias negativas sin contrastar la veracidad ni utilidad científica o social. Necesitamos responsabilidad profesional por parte de todos, es una carrera de fondo y necesitamos que tanto población como sanitarios estemos calmados, no echemos más leña al fuego, reconozcamos nuestras limitaciones de conocimiento antes de sentirnos los “abanderados de los EPIs” y luchemos por nuestros derechos, pero con sentido común e intentando ser positivos. Ya nos queda menos!

Cayetana Verástegui

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