La sangre hierve (El rojo corazón del escorpión) Capítulo XXXII

  • ¿Qué es ese ruido?
  • Un demonio. (Sale como si alguien lo estuviera persiguiendo.)
  • Me ha visto y se ha asustado. He despertado ¿Cuánto tiempo he estado dormido? La almohada está humedecida, babeo. (Devoro monstruos en mis sueños.) Alargo la mano para encender la lamparita. Enciendo un pitillo. En mis oídos zumba un sonido que se va alejando rápidamente. Son los ecos del sueño. El olor acre ha desaparecido. El sueño se ha desvanecido.
  • Estás sentada al borde de la cama —¿Qué haces ahí?
  • La mayoría de la gente es tonta de capirote, pero tú no. Pasas por aquí y me das una oportunidad. Te ofreceré un cigarrillo; te ofreceré un libro; te ofreceré un sueño. Tienes esa expresión tan rara en tu cara… Estás perdida. (Lo siento.)
  • Como diría quien yo me sé: “No sé si me entiendes”.
  • O como dirían otros: “¿Comprendes?”.

He tenido una mala noche, la verdad. No puedo aguantar el dolor, debo tener dislocado algún hueso ¿Te has hartado de todo alguna vez? ¿Alguna idea? (Aburrimiento mortal.) No hay margen de error, es una reacción en cadena.

Estoy preparando mi propia trampa para cuervos, no quiero perder ni un minuto…

Si eso bastara no habría problemas. Pero hay cosas que no me gustan…

Hades Gaudó

Nota a pie de página:  Como quiera que este espacio es reducido, tengo que restringir los ruegos habituales para que desde Europa se tomen medidas efectivas para ayudar a los refugiados. Ya sean sirios o africanos, sean subsaharianos o magrebíes, a todos lo que sufren. A pesar de los gravísimos problemas que ahora tenemos “en casa” por causa del Covid-19, el “coronavirus” dichoso, en Europa y en España no cejamos en el empeño: seguimos cerrando fronteras; continuamos levantando barreras, unas de espino y otras de papel, algunas —mucho peor— de acero invisible, barricadas custodiadas por cíclopes y dragones (malditas leyes e ideologías). Cientos, miles de muros y vallas siguen elevándose hacia los cielos en todo el mundo…. Cientos de miles, millones de personas, continúan sin poder ejercer uno de los derechos elementales del ser humano. Lejos de resolverse, la situación se agrava cada día más ¿Quién ha dicho que tenemos derecho a levantar vallas y a cerrar fronteras? ¿a quienes queremos engañar?

Y no queremos terminar sin volver a recordar un asunto puntual importantísimo para ayudar en España como es el de solucionar de una vez por todas la insoportable la situación española en el asunto de los  desahucios: cientos, miles de familias quedan en la calle porque la legislación española no soluciona la gran estafa que la Banca ha propiciado en las últimas décadas; auténtico pillaje que está dinamitando la cohesión social. A pesar de la grave situación actual, tampoco eso cambia y sigue su curso exactamente igual que hace unos meses. La Banca es implacable…

Y todo eso hay que hacerlo dejando aparte cualquier tipo de consideración ética y/o moral dejando de lado las ideologías, las creencias religiosas y las consideraciones económicas…, eso hay que hacerlo  simplemente PORQUE ES LO CORRECTO.

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