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La sangre hierve (El rojo corazón del escorpión) Capítulo XXIV

Convergencia evolutiva? Por fin has topado con la horma de tu zapato?

No queremos admitirlo, pero ahí están los datos, la realidad desnuda. Las palabras, las mentiras no nos sirven en esta ocasión, ¿no es así? Ni siquiera sirve mirar hacia otro lado, ponernos la venda, sofocar los gritos tapándonos los oídos. Ni siquiera sirve escondernos en el desván. No hay escapatoria, hay que enfrentarse a los hechos.

Cierro los ojos y los presiono fuerte con mis manos ¿sirve de algo? Solamente algunos recuerdos alivian… Pero es un remedio momentáneo, bálsamo provisional, no da para mucho más. Me tiendes tu mano y la cojo, apretamos fuerte los dos, pero estamos muertos de miedo, aunque no lo confesemos. Ni siquiera nos atrevemos a mirarnos, caminamos juntos cogidos de la mano como autómatas ¿Por qué será todo tan difícil? Ni siquiera de niño, en la más absoluta soledad y desamparo, tuve tantas dudas. Antes intentaba entender, intentaba razonar, pero con el paso del tiempo me he dado cuenta de que cada vez es peor: ahora no comprendo nada… absolutamente nada.

(Es tradición en el ser humano buscar una explicación a todo; discernir…, tener apalancada la estantería y cada cosa en su sitio. Casillas, holes ocupados; armonía…, ¿armonía? Las cosas empiezan por el principio y acaban por el final… Se entra y sale por la puerta, a veces por la ventana pero… ¿y las paredes? —techo y sótano te observan desde ángulos imposibles (inquietan)—, que todo tiene un sentido, aunque muchas veces lo desconocemos… ¿Te lo crees?)

Ησιλκγύς ήκιτκιλεξε; Σας ιστύοπαπ οίατυελετ οτ άκιλετ ιεσήτνανυσ ετεχε,

Intentamos juntar dos mundos imposibles…

Agua y aceite,

Hades Gaudó

Nota a pie de página:  Como quiera que este espacio es reducido, tengo que restringir los ruegos habituales para que desde Europa se tomen medidas efectivas para ayudar a los refugiados. Ya sean sirios o africanos, sean subsaharianos o magrebíes, a todos lo que sufren. A pesar de los gravísimos problemas que ahora tenemos “en casa” por causa del Covid-19, el “coronavirus” dichoso, en Europa y en España no cejamos en el empeño: seguimos cerrando fronteras; continuamos levantando barreras, unas de espino y otras de papel, algunas —mucho peor— de acero invisible, barricadas custodiadas por cíclopes y dragones (malditas leyes e ideologías). Cientos, miles de muros y vallas siguen elevándose hacia los cielos en todo el mundo…. Cientos de miles, millones de personas, continúan sin poder ejercer uno de los derechos elementales del ser humano. Lejos de resolverse, la situación se agrava cada día más ¿Quién ha dicho que tenemos derecho a levantar vallas y a cerrar fronteras? ¿a quienes queremos engañar?

Y no queremos terminar sin volver a recordar un asunto puntual importantísimo para ayudar en España como es el de solucionar de una vez por todas la insoportable la situación española en el asunto de los  desahucios: cientos, miles de familias quedan en la calle porque la legislación española no soluciona la gran estafa que la Banca ha propiciado en las últimas décadas; auténtico pillaje que está dinamitando la cohesión social. A pesar de la grave situación actual, tampoco eso cambia y sigue su curso exactamente igual que hace unos meses. La Banca es implacable…

Y todo eso hay que hacerlo dejando aparte cualquier tipo de consideración ética y/o moral dejando de lado las ideologías, las creencias religiosas y las consideraciones económicas…, eso hay que hacerlo  simplemente PORQUE ES LO CORRECTO.

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