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La sangre hierve (El rojo corazón del escorpión) Capítulo XVI

literaria

Me siento culpable. Te veo en sueños y…, y va, nada, todo es sueño. Figura eléctrica, elevación. Mente desquiciada a ratos, en otros demasiado lúcida; tanto que duele…

Trastabillamos, reímos a ratos, también lloramos, pero lloramos juntos, que es lo importante, y sangramos —aunque no derramemos ni una gota de sangre, tú y yo sabemos que sangramos— y de cada gota de sangre que cae en la tierra nace una espiga, y un hada y un diablo, nace una ilusión y un fracaso; una pizca de vida que muere al instante, nace y muere un algo, un no sé qué…  pero existe, durante un tiempo, en una remota esquina dibujada en el agua del mar, entre el faro del acantilado y el horizonte, entre la espuma de aquella ola y la arena de esta playa, entre el batir de las alas de esa gaviota y el reflejo de la luna llena en el agua.

Ya te dije que no tengo criterio propio, ni opinión formada, que estoy desnudo. Los ojos del pez no parpadean. Y te repito que es imposible que conozcas cosas de mí, ni siquiera unas cuantas. No tienes ni idea de la naturaleza que mueve este juego; yo no tengo interés por saberlo. Pero te tiendo esta rosa llena de espinas y sabes bien… sabes bien que no voy a retroceder ni un palmo, porque siempre arriesgo todo lo que tengo, todo lo que soy. Una tendencia imposible de traicionar: el corazón del escorpión.

(Siempre tan desatinado que solamente puedo escribir relatos de estructura líquida que no alcanzo a comprender).

Hades Gaudó

Nota a pie de página:  Como quiera que este espacio es reducido, tengo que restringir los ruegos habituales para que desde Europa se tomen medidas efectivas para ayudar a los refugiados sirios y a los demás refugiados, a los africanos, ya sean subsaharianos o magrebíes, en fin, a todos lo que sufren. En Europa, en España, cerramos fronteras; continuamos levantando barreras, unas de espino y otras de papel, algunas —mucho peor— de acero invisible, barricadas custodiadas por cíclopes y dragones… Malditas leyes e ideologías. (Cientos, miles de muros y vallas siguen elevándose hacia los cielos en todo el mundo…. Cientos de miles, millones de personas, continúan sin poder ejercer uno de los derechos elementales del ser humano. Lejos de resolverse, últimamente la situación se agrava cada día más.)

¿Quién ha dicho que tenemos derecho a levantar vallas y a cerrar fronteras? ¿a quienes queremos engañar?

No quiero terminar sin volver a recordar un asunto puntual importantísimo para ayudar en España como es el de solucionar de una vez por todas la insoportable la situación española en el asunto de los  desahucios: cientos, miles de familias quedan en la calle porque la legislación española no soluciona la gran estafa que la Banca ha propiciado en las últimas décadas; auténtico pillaje que está dinamitando la cohesión social.

Y todo esto hay que hacerlo dejando aparte cualquier tipo de consideración ética y/o moral dejando de lado las ideologías, las creencias religiosas y las consideraciones económicas…, esto hay que hacerlo  simplemente PORQUE ES LO CORRECTO.

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