Organizaciones ecologistas piden crecidas fluviales frente a fumigaciones con pesticidas

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Los últimos años, a estas alturas, vecinos y vecinas de las localidades ribereñas del Jarama o del Henares se quejaban de las molestias que provocaban los ejemplares adultos del simulado conocido como «mosca negra». No es que hayan desaparecido en 2021, pero sus poblaciones se han reducido drásticamente hasta el punto de que casi nos hemos olvidado de su molesta presencia primaveral. La explicación es bien sencilla: las crecidas que provocó «Filomena» han eliminado o limitan la presencia de estos molestos insectos. Una solución más saludable que las arriesgadas y rutinarias fumigaciones con pesticidas que aplican los ayuntamientos.

La «mosca negra» es un insecto que se ha adaptado a las condiciones de nuestro hábitat ribereño, en el que los insectívoros han disminuido sus poblaciones, y donde encuentran un refugio perfecto en ríos convertidos en canales con escasa corriente y un importante desarrollo de vegetación acuática en el fondo del cauce.

Las fuertes crecidas que provocó al comienzo del año el fenómeno meteorológico de «Filomena» eliminó la vegetación acuática de fondo de nuestros ríos. Con ella desaparecieron gran parte de las larvas del insecto. Esto ha sido evidente en el Jarama y en el Henares, donde las crecidas fueron muy importantes. En el Tajo (Aranjuez) y en el Manzanares (Perales del Río) las crecidas fueron muy limitadas por la extrema regulación de sus caudales y en consecuencia, las molestias han permanecido como otros años. En definitiva, las crecidas reducen las poblaciones de este molesto insecto, además de que regeneran y limpian el cauce.

Reproducir artificialmente las crecidas primaverales que tenían los ríos antes de «encerrarlos» en las presas, forma parte de las propuestas que desde hace años venimos reclamando de las instituciones, evitando de paso el empleo masivo de plaguicidas que están contribuyendo a la desaparición de numerosas especies de insectos: libélulas, polillas, mariposas, saltamontes, grillos… y con ellos la disminución drástica de especies insectívoras que podrían controlar estas nuevas plagas, especialmente murciélagos.

La liberación de caudales estacionales está prevista en el Plan Hidrológico de la cuenca del Tajo para regenerar el cauce, arrastrando sedimentos y vegetación, pero también para minimizar estas posibles plagas de nuevos insectos que se adaptan a cauces con poca corriente. Nos conviene a todos aprender de la experiencia de este año, especialmente los ayuntamientos ribereños, para que abandonen la rutina de los tratamientos masivos con pesticidas que no son tan inocuos como pretenden (el biocida «selectivo» que habitualmente se utiliza requiere de autorización previa por los potenciales riesgos sanitarios) y, en su lugar, exijan mancomunadamente al Canal de Isabel II que garantice todos los años una o dos crecidas primaverales importantes desde los embalses de cabecera. Salvo situaciones de extrema sequía hay agua suficiente todos los años en los embalses de cabecera para estos desembalses controlados, como ya se comprobó en el verano de 2002 liberando 4,3 hm3. La calidad de los ríos madrileños no tiene menos valor que el riego de la treintena de campos de golf.

Las organizaciones ecologistas Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono (ARBA), Asociación Ecologista del Jarama «El Soto», Ecologistas en Acción, Grupo de Acción para el Medio Ambiente (GRAMA) y Jarama Vivo exigimos desde hace tiempo a las instituciones públicas que adopten, entre otras, las siguientes medidas:

  • Respetar la legislación de aguas en la gestión de caudales que lleva a cabo el Canal de Isabel II en los embalses de cabecera, garantizando anualmente desembalses controlados en Primavera que arrastren la vegetación acuática donde se desarrollan las larvas de «mosca negra», y al tiempo regenere los cauces de los ríos madrileños como prevé la Directiva Marco del Agua.
  • Un Plan Comarcal frente a las potenciales plagas de la «mosca negra», basado en criterios científicos. Que fomente la recuperación de especies insectívoras, cambios en los regadíos agrícolas, etc., que oriente y coordine las iniciativas de los ayuntamientos.
  • Poner fin a las fumigaciones rutinarias que lleva a cabo los ayuntamientos, peligrosas y, en ocasiones, ilegales, que practican algunos ayuntamientos, reduciendo su empleo a situaciones y autorizaciones excepcionales.

 

 Antonio Martínez, portavoz de la Asociación Ecologista del Jarama El Soto,  – Mª Ángeles Nieto, portavoz de Ecologistas en Acción,  – Raúl Urquiaga, portavoz de GRAMA y ARBA.

Ver video de fumigaciones sobre el río Jarama pulsando aquí: https://www.elsoto.org/wp-content/uploads/2021/07/fumigando-Velilla-de-San-Antonio.mp4
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