La sangre hierve (El rojo corazón del escorpión) Capítulo XVIII

No tengo ganas de hacer nada ni de pensar, no tengo ganas de perder el tiempo… Estamos en un rincón sentados y apoyados contra la pared mirándonos entre el humo de tu cigarro y tus confesiones. Tienes ganas de hablar y yo de escuchar… No está mal… Esta tarde no la vamos a desaprovechar con las prisas y el tedio como tantas otras. Esta tarde es especial porque no tiene mongos ni absurdos existenciales.

Mi pulsera de cristal refleja el brillo de tu sonrisa y eclipsamos a un Sol que, avergonzado, se escapa tras una nube. Somos felices de una manera insensata ¡qué cosas! Alrededor de una birra que compartimos. Simple pero efectivo.

La Luna inmóvil despierta a Neptuno y abre mi corazón a una dimensión extraña y nebulosa.

No entiendo nada…

Hades Gaudó

Nota a pie de página:  Como quiera que este espacio es reducido, tengo que restringir los ruegos habituales para que desde Europa se tomen medidas efectivas para ayudar a los refugiados sirios y a los demás refugiados, a los africanos, ya sean subsaharianos o magrebíes, en fin, a todos lo que sufren. En Europa, en España, cerramos fronteras; continuamos levantando barreras, unas de espino y otras de papel, algunas —mucho peor— de acero invisible, barricadas custodiadas por cíclopes y dragones… Malditas leyes e ideologías. (Cientos, miles de muros y vallas siguen elevándose hacia los cielos en todo el mundo…. Cientos de miles, millones de personas, continúan sin poder ejercer uno de los derechos elementales del ser humano. Lejos de resolverse, últimamente la situación se agrava cada día más.)

¿Quién ha dicho que tenemos derecho a levantar vallas y a cerrar fronteras? ¿a quienes queremos engañar?

No quiero terminar sin volver a recordar un asunto puntual importantísimo para ayudar en España como es el de solucionar de una vez por todas la insoportable la situación española en el asunto de los  desahucios: cientos, miles de familias quedan en la calle porque la legislación española no soluciona la gran estafa que la Banca ha propiciado en las últimas décadas; auténtico pillaje que está dinamitando la cohesión social.

Y todo esto hay que hacerlo dejando aparte cualquier tipo de consideración ética y/o moral dejando de lado las ideologías, las creencias religiosas y las consideraciones económicas…, esto hay que hacerlo  simplemente PORQUE ES LO CORRECTO.

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