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“Vida y muerte de un yacimiento”

La zona situada entre Rivas-Vaciamadrid y Vicálvaro se está perfilando como una de las más ricas en yacimientos arqueológicos. A 3 km del futuro enlace de Rivas-Vaciamadrid con la M-50, en los desarrollos de los Berrocales y los Ahijones, se ha descubierto la necrópolis visigoda más antigua jamás encontrada en Madrid. Durante las excavaciones realizadas en 2010-2011 se encontraron 824 tumbas con cerca de 1.500 individuos, además de restos de casas y estructuras del que debió ser un poblado agrícola dependiente de Complutum (Alcalá de Henares). Fue un poblado que estuvo habitado de manera continuada por unos 500 vecinos desde el siglo II al IX. Primero por los romanos, luego por los visigodos y después por los musulmanes (quienes están enterrados de lado y mirando a La Meca). Y después fue abandonado. No es muy habitual encontrarse toda la secuencia de ocupaciones sucesivas sin contaminar. La urbe originaria aún no ha sido localizada. Pero está ahí. En la zona de Cerro Almodóvar, junto a la carretera de Valencia. Todo ello convierte la zona en un conjunto de inusual importancia en la historia arqueológica madrileña, con secuencias de ocupación prácticamente completas. Como ya informó en su momento el periodista Rafael Fraguas en su artículo de El País en 2011, las fosas sepulcrales fueron cavadas a unos 30 cm de profundidad y muestran las típicas cistas visigóticas con lajas de piedra bordeando su perímetro con medidas de 160-170 cm de longitud por 50 cm de anchura. También había sepulturas de niños. Muchas de ellas conservaban herrajes y clavos, así como puñales, aros, hebillas y broches de bronce. También se han encontrado desde casas que responden a modelos arquitectónicos romanos con zócalos de piedras hasta estructuras rehundidas para aislarse típicas visigodas. Y unas 1.500 estructuras de almacén agrícolas, así como de producción preindustrial de vino que vendían en Complutum. Respecto al templo, como todos sabemos, se solían reutilizar de unas culturas a otras, por lo que lo lógico es que esté bajo la ermita de la Virgen de la Torre, de larga tradición. Todos los trabajos de investigación y restos han sido entregados al Museo Arqueológico Regional, en Alcalá de Henares.

Tras las excavaciones, la Dirección General de Patrimonio Histórico de la CAM estableció en 2011 que podrían construirse viviendas sobre el yacimiento, ya que buena parte de los restos encontrados se encontraban en estado precario (¿esperarían encontrárselas en buen estado de uso después de 1500 años?). En 2013 la CAM desmintió que tuviese la intención de destruir los restos de la necrópolis visigoda de Vicálvaro, aunque argumentaron que no tenía sentido conservar todas las tumbas excavadas. Reconocían el valor de los yacimientos y estaban por la labor de crear un centro de interpretación donde conservar, estudiar y explicar los yacimientos y sus descubrimientos (según ha defendido siempre la Asociación “Vicus Albus”).

En este mismo secarral, un vecino de hace unos 300.000 años tallaba un bifaz o hacha de sílex para cazar animales. Son los restos del taller paleolítico que se ha denominado “Charco Hondo”.  El hallazgo es único en España. Los arqueólogos que trabajan en el terreno desde 2007 han descubierto hasta ahora 14 yacimientos paleolíticos relacionados con el aprovechamiento de sílex. La datación más precisa permitirá delimitar si allí trabajaban neandertales o su predecesor, el Homo Heidelbergensis, pero el principal valor de Charco Hondo es su antigüedad, el hecho de que se haya mantenido completo e “in situ” pese al paso del tiempo, y el buen estado de conservación en el que se encuentra. “Es como si el taller se hubiera quedado congelado en el tiempo”, explica Sergio Bárez, geoarqueólogo y codirector de las excavaciones.  “Vicus Albus” los descubrió, excavó y defendió desde el año 2013. “Todo el mundo ha mostrado interés por estas excavaciones. Será muy fácil entender su contenido in situ, porque es muy visual”, aseguraban.

Por si fuera poco (que no lo es), hay que añadir un tercer yacimiento: Casa Montero, un viaje al Neolítico en un entorno de una riqueza natural única en Madrid. Se trata de un conjunto de casi 4.000 pozos excavados en un entorno impresionante que debería integrarse en el Parque Regional del Sureste. La espectacularidad de Casa Montero se hace evidente al observar a vista de pájaro su superficie. En ella puede verse un extraordinario paisaje minero, constituido por una multitud de pozos resultado de la explotación de sílex desarrollada por generaciones de grupos neolíticos hace más de 7.000 años. Estos pozos prehistóricos quedaron sellados tras su realización y se conservaron prácticamente intactos hasta nuestros días. Se convirtieron, con su descubrimiento, en el primer testimonio documentado en la Península Ibérica de estas características y antigüedad. De hecho, el yacimiento neolítico de Casa Montero tiene una importancia sólo comparable con el existente en Gavá (Barcelona) y por lo tanto uno de los conjuntos mineros más antiguos de Europa y referencia obligada en los estudios sobre Prehistoria en la actualidad. La construcción de la autopista M-50 se ha llevado por delante gran parte del yacimiento de Casa Montero.

Pero la Dirección General de Patrimonio Histórico de la CAM ha decidido finalmente que no preservará el cercano enclave visigodo “porque no tiene relevancia”. Tampoco está previsto que el yacimiento del Paleolítico corra mejor suerte. Se excavará, se estudiará, se extraerán las piezas y luego se tapará. “No pensamos que se convierta en museo al aire libre, porque los científicos nos han asegurado que el interés visual es mínimo. Además, el lugar es de muy difícil acceso”, indican fuentes de la Consejería de Empleo, Turismo y Cultura. Se ve que cuando construyan las 15.000 viviendas seguirán teniendo “muy difícil acceso” (¿o quizá lo mejorarán?).

Uno ya no sabe ni cómo reaccionar: indignación, rabia, impotencia…Mientras usted lee estas líneas, los camiones y las excavadoras están arrasando estos yacimientos y todo lo que nos podrían contar. Cualquiera que circule por la carretera que une Rivas con Vicálvaro puede comprobarlo con sus propios ojos. Podemos suponer los motivos que han movido a firmar esta destrucción.  La CAM ha decidido su destrucción “por su estado precario de conservación” …antes de finalizar la excavación, anteponiendo el desarrollo urbanístico y haciendo “destrucción preventiva”. No olvidemos que un yacimiento arqueológico es mucho más que desenterrar vasijas, hebillas y joyas. Siempre es mucho más importante lo que cuentan que los restos materiales. Todo eso está siendo en estos momentos pisoteado por los camiones de obras. Un auténtico ultraje a nuestros antepasados. A los romanos, a los visigodos y a los árabes. A todos ellos. Y a todos nosotros. Y a las generaciones futuras. Porque esos yacimientos no son propiedad de quien firma su destrucción. Ni siquiera de la constructora que compra el terreno o el propietario que adquiere la vivienda. Eran nuestros. De todos. Se nos está privando de una parte de nuestro pasado y de nuestro patrimonio ¿Merece la pena destruir este magnífico entorno, que además de su valor arqueológico podría haber sido un magnífico atractivo turístico para la región, a cambio de más bloques de viviendas? ¿Tanto les compensa a nuestras autoridades? A nosotros desde luego no.

Manuel Hernández

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