La organización Recuerdos de Villar del Olmo ha puesto en marcha el primer punto de intercambio de libros del municipio. Una iniciativa en colaboración con el Ayuntamiento con la que busca difundir el hábito de la lectura entre los vecinos convirtiendo el lavadero municipal en una auténtica librería al aire libre.
Las celosías del antiguo lavadero del año 1902 en las que antaño reposaban botellas de plástico de Gior y de añil, están hoy llenas de libros de toda clase de género, como novela histórica, filosofía, historia, ética, cuentos y un largo etcétera donados por los vecinos de la localidad y para todos los públicos gracias a este proyecto cultural.
Además, desde Recuerdos de Villar del Olmo se ha creado un grupo en la red social Facebook en el que se publicarán los libros disponibles, los vecinos podrán ofrecer nuevos títulos o se podrá plasmar cualquier inquietud cultural. Un canal de comunicación que servirá también como una ventana abierta para escuchar las opiniones y sugerencias, necesidades o inquietudes sobre literatura, cine, teatro… de los vecinos de Villar del Olmo.
Además, para apoyar esta iniciativa, desde ahora, el interior del lavadero estará abierto al público como punto de lectura para aquellos vecinos que deseen leer allí mismo los libros.
También en Eurovillas
El proyecto cultural de estos voluntarios no se quedaba ahí, pues también se instalará un segundo punto en las Pistas de Pádel de la calle 7 de la urbanización Eurovillas, llegando así a todos los residentes en la localidad. Un segundo punto bautizado como ‘El Sestero’, por ser el lugar en el que antaño el pastor pasaba la siesta con el rebaño mientras tejía esparto.
Hasta el momento, han sido varios los vecinos que han colaborado aportando libros y compartiendo ese tesoro cultural entre el resto de los villareños para que el escenario de ‘Los Lavaderos’, este bello, relajante y emblemático lugar, sea también un espacio donde el visitante pueda tomar un libro para leerlo en su casa u ojear otra publicación mientras la monótona canción del agua en los pilares de la fuente de San Isidro hacen descansar el alma.