En la actualidad, para una persona joven en España tener un hijo es casi misión imposible…o un milagro. Siete de cada diez personas jóvenes que trabajan seguían viviendo en el hogar familiar, según el último Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España (CJE). Ni siquiera tener empleo, cuando la juventud tiene un salario mediano de 1050,77 euros netos (en 12 pagas), permite irse de casa. Tener intimidad es un bien escaso para esas jóvenes parejas a las que les gustaría ser padres: 30,4 años es la edad media de emancipación,
En Rivas, como en España, el principal obstáculo es la vivienda y unos precios del alquiler que se han disparado: “alquilar una vivienda libre costaba 968 euros al mes, el precio más caro de la historia”, recuerda el CJE en su informe. Aunque en el mes de agosto bajó el precio del alquiler en Rivas un 4,5% (hasta los 11,2 euros/m2), la subida interanual se mantiene en el 12,9%, colocando al municipio entre los que más se han encarecido. “Necesitamos acciones urgentes y efectivas que permitan emanciparnos y desarrollar nuestro proyecto de vida en nuestra ciudad”, sostenía Alejandro Rivera en declaraciones a Zarabanda, cuestionando los plazos de los anuncios en materia de vivienda de la Agenda Urbana de Rivas, que espera haber construido 370 nuevas viviendas para el 2030.
¿Querer y no poder?
Este cóctel de barreras socioeconómicas, unido a cambios culturales, ha hecho que -en menos de 50 años- el número de hijos por mujer haya pasado de 2,77 en 1975 a 1,19 en 2021. Es decir, a menos de la mitad. Solo por detrás de Malta, España es el país europeo con menor tasa de nacimientos. Algo que las mujeres no ven solo como algo negativo: «el papel de la mujer ha cambiado en las últimas décadas”, sostiene Ada Santana, ex-presidenta de la Federación de Mujeres Jóvenes.
En línea con lo que piensa Santana, podría analizarse que en Rivas opera el elevado nivel educativo de sus vecinas, que conlleva un retraso de la entrada al mercado laboral y unas mayores expectativas laborales. Desde este punto de vista, el retraso en la maternidad estaría motivado por una mayor igualdad de oportunidad de unas mujeres mayoritariamente universitarias y trabajadoras que rechazarían verse reducidas al rol tradicional de mujer y esposa.
Sin embargo, las encuestas muestran también una brecha entre los hijos que las mujeres querrían tener y los que finalmente tienen. En realidad, las mujeres que declaran no querer ser madres suponen solo un 10%, aproximadamente. Es muy debatible cómo de “voluntaria”, por tanto, es la decisión de retrasar la maternidad. Mientras tanto, esa minoría que no quiere ser madre crece en número pero sigue enfrentándose al cuestionamiento e incomprensión de su entorno, como denuncia Irene Olmo en su cómic “No quiero ser mamá”. Olmo defiende que es una mujer “tan natural como cualquier otra”, aunque no tenga un “instinto maternal” que caracteriza como una construcción social que hemos heredado de un pasado más machista que la actualidad.
Familia sí hay más que una
Aunque en este reportaje nos hemos referido fundamentalmente a familias cisheterosexuales con nacionalidad española, es importante recoger las distintas realidades y reseñar que este año la Ley de Familias del Gobierno de España impulsó el reconocimiento en igualdad de derechos a las parejas de hecho, mayor protección a niños y niñas cuyos progenitores se encuentran en situación irregular, la extensión de derechos para familias numerosas y la protección reforzada a familias monoparentales.
Los factores anteriores provocan un retraso en la edad de primera maternidad y “si el primero se tiene por encima de los 35 años, solo se tiene un hijo”, señala Luis Ayuso Sánchez (presidente del grupo de Sociología de la Familia en la Federación Española de Sociología). En el 2022, casi 17 de cada 1.000 mujeres tuvieron su primer hijo con 39 años, lo que sitúa a nuestro país como el de la eurozona con mayor número de madres primerizas a esa edad. La dificultad de encontrar parejas estables y la insuficiencia de políticas de conciliación son dos de los factores explicativos que recalca Ayuso.
Esta opinión es compartida por la socióloga Maike van Damme, cuyos estudios evidencian que la dificultad de encontrar pareja heterosexual estable tiene que ver con el auge del feminismo, especialmente en mujeres con alto nivel educativo. Sencillamente, las mujeres buscan (y buscarán cada vez más) una pareja masculina que valore la igualdad de género y se comprometa con las tareas domésticas…y no siempre la encuentran. En la encuesta de fecundidad del INE de 2018, casi el 62% de las jóvenes entre 25 y 29 años sin hijos
no los tenían porque no los querían o porque no habían encontrado la pareja adecuada.
Estos desequilibrios entre los comportamientos machistas aprendidos en la socialización masculina y las crecientes demandas de igualdad también juegan un papel en los divorcios, que afectan ya a algo más de la mitad de los matrimonios en España, según un estudio del Observatorio Demográfico CEU.
La barrera de la genética, pero no sólo
Incluso cuando se tiene la seguridad material que permite formar un hogar, no siempre se puede. La infertilidad no es “un problema propio de la esfera privada” sino algo que debe abordarse desde las políticas de salud pública, según la Sociedad Española de Fertilidad (SEF). Según los estudios científicos, en un 30 % de los casos se debe a factores femeninos; en otro 30 %, la causa afectará al varón; en otro 30 %, la causa será mixta, presentando ambos miembros de la pareja alteraciones y, en el 10 % restante, la causa será de origen desconocido. Entre el 10% y el 17% de las parejas de todo el mundo experimentan infertilidad en algún momento de su etapa reproductiva, por lo que según la SEF estaríamos hablando de una de las “enfermedades” más frecuentes entre las personas de 20 a 45 años. En España, se calcula que la infertilidad afecta al 15-20% de las parejas.
El retraso en la edad de maternidad afecta a ambos sexos: la fertilidad femenina desciende de forma aguda a partir de los 35 años, mientras que los hombres siguen siendo fértiles, pero cada vez con semen de peor calidad (a partir de los 45 años del hombre, aumentan las probabilidades de aborto natural o condiciones como el autismo en el feto). Es por eso que se ha venido incluyendo la reproducción asistida como parte del sistema de salud, también para parejas no heterosexuales que quieren tener hijos. Otros factores como la contaminación, el sobrepeso o dietas poco saludables también contribuyen al retroceso de la fertilidad en la sociedad.
No obstante, hay que recordar que la fecundación es en sí misma un proceso enormemente dependiente del azar. Como llamado a la calma, la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) solo recomienda un diagnóstico de la infertilidad tras 12 meses manteniendo relaciones sexuales sin protección sin lograr el embarazo. En caso de mujeres mayores de 35, reducen a 6 meses la espera recomendada.
Madres feministas frente a un mercado laboral que las discrimina
“Hay un cambio cultural y generacional”, explica la socióloga y experta en temas de género Miriam Jiménez Lastra. La aparición de los métodos anticonceptivos (especialmente la píldora anticonceptiva) fue determinante para desvincular el sexo de la reproducción. “Se abre un nuevo modelo en el que no se relega a la mujer al ámbito privado”, añade Jiménez, destacando que la incorporación de la mujer al trabajo permitió que se desarrollaran “no solo como madres, sino en muchos otros aspectos y posibilidades”.
Esta socióloga explica que desde el feminismo se aborda la natalidad desde la perspectiva de las mujeres que quieren ser madres y no pueden (mayoritariamente, por cuestiones socioeconómicas) o que no quieren ser madres. “A muchas mujeres se les obliga a elegir entre la maternidad y la promoción laboral, o se les obliga a extenuantes dobles jornadas laborales y domésticas”, denuncia.
Como el mercado laboral sigue penalizando a las mujeres, ha ido cogiendo fuerza la demanda de equipararlos permisos de maternidad y paternidad. Miriam Jiménez considera que hay dos vertientes para analizar esta propuesta: “hay una vertiente que destaca que la mujer necesita más tiempo porque el apego que se genera es mayor y el bebé pide estar con la madre, pero por muy cierto que esto sea a nivel biológico el mercado laboral las sigue castigando (aunque sea ilegal), por lo que socialmente otra vertiente aboga por corregir eso con bajas de paternidad igualitaria y obligatoria, que está demostrado que impide que el empresario haga esa discriminación”.
Fuentes del sindicato Comisiones Obreras (CCOO), aunque afirman compartir el análisis de esta socióloga “de pé a pá”, destacan el hecho poco conocido de que un despido de una mujer embarazada es siempre nulo, incluso si en el momento del despido ni la mujer ni la empresa sabían del embarazo, según una sentencia de 2022 del Tribunal Supremo. “Nuestro problema no es la ley, sino el miedo, que hace que sea difícil aprovechar esas herramientas con las que podríamos combatir esa discriminación machista que padecen las mujeres trabajadoras”, sostiene el sindicalista.
La cigüeña hizo su parada en Arganda
La tasa de natalidad viene cayendo y homogeneizándose. Sin embargo, pese a estas dificultades, Rivas es un municipio joven con una elevada tasa de natalidad, según unos datos que desarrollamos en “Rivas al Dato”. Aquí nacen 9,20 niños por cada mil habitantes, lo que nos sitúa entre los 10 municipios de España con mayor natalidad (única ciudad madrileña del ranking).
No es de extrañar que una de las quejas más frecuentes entre la ciudadanía ripense es que, pese a ser un municipio de más de 100.000 habitantes y elevada natalidad, no contemos con un hospital propio y tengamos que recurrir al Hospital del Sureste en Arganda.
Actualmente, este hospital cuenta con una unidad de neonatología con tres salas en las que se reparten ocho puestos de ingreso (cunas o incubadoras) y una “sala de padres”. Según informan en su web, el Hospital del Sureste organiza unas visitas preparatorias del parto con el fin de que las futuras madres se acerquen a este proceso reconociendo todo aquello que les ocurre y lo afronten sin miedos.
Estas visitas tienen una duración aproximada de dos horas y se llevan a cabo el primer y tercer miércoles de cada mes, a las 11:30h en el Salón de Actos de la 2ª planta, salvo excepciones (hay que consultar a la matrona en Atención Primaria). La atención que prestan está pensada para adaptarse hasta cierto punto a los gustos o necesidades de la paciente, por lo que existe lo que se llama “Plan de Parto”, un documento para poder indicar algunas de estas preferencias, relacionadas con la ropa, la posición, los métodos de alivio del dolor, si el alumbramiento es dirigido (administración de oxitocina) o no, si se desea estar acompañada, el tipo de lactancia o si se desea conservar de recuerdo una impresión de la placenta, entre otras opciones.
Sin embargo, esta unidad vivió momentos de inseguridad en 2021 que fueron denunciados por CCOO Madrid, cuando se cerró durante más de un mes debido a la alta demanda de camas por el COVID, la falta de personal por la “fuga de enfermeras” (según denunció SATSE) y el riesgo que suponía que solo existiera una ambulancia para neonatos en toda la Comunidad de Madrid, lo que suponía en ese momento “una situación de elevado riesgo para la madre y para el bebé que nace en este hospital porque no puedes ser atendido adecuadamente en el caso de emergencia o parto patológico”, según palabras de Ignacio Gómez, portavoz de hospitales y SUMMA 112 de CCOO Sanidad Madrid, en ese momento. Pese a que ya pasó esa crisis puntual, algunas madres nos confirman que sigue existiendo una percepción de falta de medios.
Para aquellas que llevaron sus embarazos a término y tienen a sus bebés en brazos, suele existir también la opción de asistir a talleres de “posparto” que brindan un importante acompañamiento. Se informa de los mismos en la web municipal, pero puede solicitarse la información a los centros Bhima Sangha y Rayuela que vienen impulsándolos (a través del correo cidi@rivasciudad.es, indicando edad del bebé, nombre de la madre y teléfono de contacto). Los cupos suelen estar limitados a apenas una decena de madres con bebés de hasta 10 meses.
El día después de nacer en Rivas
En su libro “100 personajes que hunden España”, la periodista ultraconservadora Curri Valenzuela tuvo espacio para Rivas: incluyó al entonces concejal de infancia Pedro del Cura en su lista por implementar el “acogimiento civil”. Esta ceremonia laica, propuesta por la asociación ripense de este ámbito, supone una alternativa no religiosa al bautizo que contribuye a generar una cultura cívica entre las nuevas familias, al celebrar la entrada en una sociedad democrática del pequeño nuevo vecino ripense.
La elevada natalidad del municipio, unida a la llegada de nuevos vecinos, ha hecho que el Consistorio estableciera un apartado especial en su página web destinado a los “nuevos vecinos” y dónde se destacan y explican de forma sencilla trámites como el empadronamiento, la escolarización o la domiciliación de los impuestos locales.
Podemos concluir que el nacimiento es una etapa más del ciclo de vida del ripense: nace en el Hospital del Sureste en Arganda, crece entre parques infantiles y las actividades de La Libélula o el centro municipal Bhima Sangha, va al colegio en el bus con las Rutas Escolares y tal vez participe en el Foro Infantil. Aunque el mundo es cada vez más hostil, para quienes esperan tener a sus criaturas, sigue existiendo una alta natalidad en esta Rivas que es -según la distinción que otorga UNICEF- una “Ciudad Amiga de la Infancia”.