Por las aguas del Océano Pacífico se desplaza el llamado séptimo continente, el Great Pacific Garbage Patch, formado por casi 80 mil toneladas de basura plástica flotante y que cubre una superficie más de tres veces mayor que el tamaño de España. En términos de número de piezas, los microplásticos constituyen el 94% de esta descomunal acumulación de residuos, que es un ejemplo dramático de las dimensiones del problema que son y serán estas partículas contaminantes de baja biodegradabilidad.
Si bien el impacto ambiental de los residuos plásticos recibe, con razón, una considerable atención por parte de científicos, responsables políticos y el público en general, el impacto en la salud humana de la contaminación de los alimentos y bebidas por micro y nanoplásticos sigue siendo, en gran parte, desconocido.
Uno de las dificultades detectadas para poder evaluar la exposición humana a las partículas plásticas es la falta de definiciones y metodologias estandarizadas que permitan recoger y analizar los datos de forma homogénea.
Por ejemplo, no existe un acuerdo claro sobre qué es un micro o un macroplástico. Los microplásticos generalmente se consideran residuos con tamaño por debajo de los 5mm y son el resultado de la fragmentación de objetos plásticos mayores, asi como de la liberación directa de pequeñas partículas de plástico en las actividades humanas. Sin embargo, en comparación con el límite del tamaño superior, hay mucho menos acuerdo sobre el límite inferior. Algunos estudios se refieren a límites de 1 mm, 1 µm o incluso 100 nm para partículas microplásticas.
Las partículas de plástico con tamaños típicamente menores a unos pocos micrómetros se clasifican a veces como «nanoplásticos». Por ejemplo, la EFSA define como nanoplásticos a las partículas con un tamaño entre 1 y 100 nm. Los nanoplásticos pueden producirse por degradación de los microplásticos o pueden liberarse directamente de fuentes domésticas e industriales.
En este sentido, la CE propone
clasificar de forma estandarizada las partículas de plástico no sólo por su
tamaño, sino también por su forma y el material del que están
hechas. Actualmente
se considera que los micro y nanoplásticos son ubicuos en el ambiente. Se los
puede encontrar en el aire interior y exterior, en el agua, los sedimentos
y los organismos terrestres y acuáticos. Sus fuentes principales son diversas
pero en gran parte provienen de plásticos de un solo uso, textiles, cosméticos,
artes de pesca, pinturas, polvo urbano, neumáticos y procesos de la agricultura
e industria.
Los micro y nanoplásticos tienen la capacidad de traspasar las plantas de
tratamiento de aguas residuales, que no están diseñadas para retenerlos. En
consecuencia, se acumulan en puntos con mayor densidad de población y su
distribución está influenciada por los movimientos del agua (corrientes
marinas) y el aire (vientos). En particular los océanos acumulan los
plásticos, siendo su reservorio final y, por consiguiente, la flora y
fauna del océano están especialmente expuestas.
Juan Carlos Ramos
Profesor de Medio Ambiente y Energias Renovables