La mayoría de las revueltas y manifestaciones encabezadas por mujeres tuvieron como trasfondo la reclamación de alimentos. Los hombres consideraban natural la participación femenina en los motines de subsistencias, ya que éstas actuaban en calidad de esposas y madres responsables de la manutención familiar.
Los llamados “motines del pan” se sucedieron en Europa desde el siglo XV al XX debido a los períodos de escasez de alimentos que producían hambrunas y sus consecuencias: desnutrición, enfermedades e incremento de muertes.
En el siglo XVII, en Inglaterra, las mujeres estuvieron a la cabeza de la acción directa contra la exportación de granos en tiempos de malas cosechas o contra la operación de cercamientos de tierras comunales, que impedían recoger leña.
En ese mismo siglo en España se dieron otros motines: motín del Hambre, en Córdoba, y motín de los Gatos, en Madrid.
El primero estalló en mayo de 1652 cuando una mujer recorría un popular barrio dando gritos con su hijo muerto, por hambre, en sus brazos. Las mujeres presentes arengaban a los hombres reprochándoles por su indolencia y cobardía ante la situación; éstos se armaron como pudieron. Cada vez se unían más gentes y requisaban el grano que encontraban en las casas adineradas. A lo largo de los días que duró el motín fueron las mujeres determinantes para que continuara la acción hasta que lograron que se abaratase el precio del pan.
El segundo fue en respuesta a la noticia que corrió por la Villa: había llegado al mercado una mujer lamentándose de no haber podido conseguir pan para sus seis hijos, un corregidor que se encontraba en ese momento le dijo: “Castre a su marido y no tendrá más hijos, así, no necesitará más pan.” La mujer le replicó con insultos e intentó agredirle, se le unieron más mujeres hasta obligarle a huir. La multitud que se formó no estuvo tranquila hasta que Carlos II en persona les habló prometiendo fijar los precios.
En el siglo XVIII destaca la Revolución Francesa. Desde el comienzo, las mujeres se manifestaban ante la imposibilidad de conseguir alimento para sus familias; faltaba grano y aumentaba su precio. Su indignación se transformaba rápidamente en convocatorias a la insurrección. En octubre de 1789 salieron de París más de 4.000 mujeres armadas con cañones y unos 400 hombres; la participación llegó a 7.000 personas al final de los 34 km a Versalles. Lograron la prohibición de exportar grano, la fijación del precio del trigo y de la carne y el traslado de la familia real a París.
El 8 de marzo de 1917 un grupo de mujeres de Petrogrado se echaron a la calle por los altos precios de los alimentos. Su número aumentó con las amas de casa que hacían cola para recoger su ración de pan, las obreras de los talleres y las factorías. Se atrincheraron sobre los puentes del Neva. Al día siguiente, el número de mujeres llegó a ser más de 190.000 coreando “¡Pan! ¡Nuestros hijos se están muriendo de hambre!”. También las obreras organizaron enormes huelgas y protestas en defensa de la subsistencia de sus hogares. Así comenzó la Revolución Soviética.
El invierno de 1918 en España que hasta ese momento estaba exportando carbón, textiles y productos agroalimentarios provocando desabastecimiento e incremento de precios, con el fin de la I Guerra Mundial se paralizó la industria; las movilizaciones de mujeres se extendieron, con mayor o menor incidencia, por todo el país, destacando Málaga, Coruña y Barcelona.
En Málaga, los precios del pescado, las patatas y del pan subieron a tal nivel que de este último, un kg. costaba 1/3 del salario diario de una obrera. Unas 800 mujeres salieron en manifestación para dar al alcalde un plazo de 48 horas para regular los precios; comenzaba la “Revuelta de las Faeneras”. Posteriormente las mujeres requisaron el pescado del puerto y lo subastaron a bajo coste, así como otros productos básicos. Al día siguiente hubo una manifestación de unas 8.000 personas; la represión dejó 17 heridas y 4 muertas a cuyo entierro acudieron más de 12.000. Se convocó la huelga general, parando totalmente la ciudad. A los 12 días, la huelga fue desconvocada al conseguir la bajada de precios
En marzo, en Coruña la “Revuelta de las Pedradas” revolucionó la vida de las trabajadoras. La dinámica fue la misma ya descrita, las mujeres al no ser recibidas por el alcalde, se dirigieron a las tiendas. Los comerciantes las dispararon dejando 2 heridas, ellas respondieron a pedradas contra los comercios, impulsaron comités de huelgas, cortes de carreteras y manifestaciones.
En Barcelona del 12 al 23 de enero las mujeres pararon fábricas, talleres, comercios y teatros; una manifestación de más de 500 se dirigió al consistorio emplazando al alcalde a bajar los precios del carbón. El día 16, marcharon alrededor de 4.000 y pararon el trabajo de más de 14.000. Cuando iban a reunirse con el gobernador, la policía las empujó y la barandilla de la escalera cedió, dejando 25 heridas graves.
El paro y las protestas continuaron toda la semana y el jueves, en un mitin aprobaron pedir: subsistencias al mismo precio que antes de la guerra, reducir alquiler en un 20%. El 18 se intensificó la huelga y pararon unas 20.000 obreras y el 23, hubo un mitin de más 5.000 mujeres disuelto por la guardia civil. Sólo el Estado de Guerra, en la provincia de Barcelona, pudo parar las protestas aunque se lograron las demandas sociales.