Según un estudio liderado por el Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC).
Las áreas susceptibles de ser afectadas por especies invasoras en toda Europa aumentarán una media del 77% en el futuro y hasta un 13% de la superficie del continente combinan un alto riesgo de invasión con una alta provisión de servicios ecosistémicos.
Así figura en un estudio liderado por el Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC) y con participación de científicos de nueve centros internacionales. El trabajo aparece publicado en la revista ‘Nature’.
En la investigación también intervinieron autores de la Estación Biológica de Doñana y las universidades de Córdoba y Sevilla (España), la Universidad de Friburgo (Suiza), la Universidad de Oporto (Portugal), las universidades Grenoble Alpes y de Saboya (Francia), y la Universidad de California en Irvine (EEUU).
Por primera vez, un equipo de investigadores ha llevado a cabo un análisis espacial exhaustivo sobre la exposición de los hábitats europeos a la invasión de especies invasoras, lo que permite identificar regiones críticas para la conservación de servicios vitales para el medioambiente, la salud y el bienestar de la sociedad.
94 especies
La investigación se centró en evaluar los riesgos actuales y potenciales que plantean 94 especies invasoras (32 plantas terrestres, 29 animales terrestres, 20 animales de agua dulce y 13 plantas de agua dulce), todas ellas incluidas en la Lista Europea de Especies Invasoras preocupantes para la UE y en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras.
Algunos ejemplos bien conocidos en España incluyen la avispa asiática, la rana toro, el jacinto de agua, el visón americano, la polilla del boj o la hierba de la Pampa.
Para evaluar esos riesgos, los autores emplearon la información más reciente sobre la presencia de estas especies, junto con modelos estadísticos que predicen su expansión futura con el fin de evaluar la exposición presente y futura de siete servicios ecosistémicos clave: mantenimiento del hábitat, retención de nitrógeno, la retención del suelo, el control de inundaciones, la provisión de cultivos y madera, y el turismo al aire libre.
“Este listado incluye especies no nativas con impacto adverso demostrado sobre la biodiversidad y que, por lo tanto, constituyen una prioridad en su gestión”, indica Belinda Gallardo, científica titular del IPE-CSIC e investigadora principal del estudio, quien añade: “La regulación europea exige a los Estados miembros desarrollar planes de gestión adecuados al nivel de invasión y vulnerabilidad de cada Estado”, añade.
Vulnerabilidad
La investigación destaca una mayor vulnerabilidad en servicios como la retención de nitrógeno y la provisión de cultivos, frecuentemente ubicados en áreas que sufren el impacto de actividades humanas, donde la introducción de especies invasoras es más probable.
Este es el caso de plantas acuáticas como el camalote, la cola de zorro y la lechuga de agua, que forman densas colonias que afectan a la depuración y explotación del agua en las zonas agrícolas y urbanas que más lo necesitan del centro y sur Europa.
Lo mismo ocurre con animales como el coipu, el mapache o el coatí, lo que afecta a la producción de alimentos en Centroeuropa, además de ofrecer un reservorio de enfermedades que afectan a la salud humana.
Si no se toman medidas por parte de los respectivos Estados, según los científicos, las zonas ricas en biodiversidad y servicios ecosistémicos podrían volverse aún más vulnerables a medida que las especies invasoras se expandan y lleguen otras nuevas, tendencia que se verá intensificada por el cambio climático y el aumento del comercio y turismo global.