El “Can Mayor”: Sirio, la “perla” del cielo (y III)

El “Can Mayor”: Sirio, la “perla” del cielo (y III)

Vamos a detenernos, en este tercer y último artículo de la constelación del Can Major a describir a se estrella “alfa”, Sirio. Alpha Canis Majoris es una estrella de magnitud negativa, como veremos en sus “características”. Esto significa que es muy brillante, tanto, que es la estrella más brillante del cielo nocturno.

Sirio, por su vistosidad, es una estrella conocida por casi todas las civilizaciones y aparece documentada por primera vez en una obra de Hesíodo, en el siglo VII a.C. denominándola como Σείριος (Seirios). Del griego pasaría al latín con la denominación de Sirius y muchas culturas la han relacionado con los “perros”, por lo que legó este nombre a la denominación de la constelación Can Mayor. Es decir: Sirio, en la antigüedad era el nombre de TODA la constelación. Incluso Homero, en La Ilíada, describió a Sirio como el “Perro de Orión”, como la estrella más brillante y como una estrella malvada (foto2).

Así mismo, la astronomía china se refería a Sirio como la “estrella del lobo celestial”. También en Norteamérica, muchas tribus indias relacionaron de igual modo a Sirio con el perro que perseguía ovejas en las montañas. Los “Pies Negros” la llamaron «Cara-perro». Los “Cheroquis” creían que Sirio junto con Antares (alfa scorpii) eran los perros guardianes que custodiaban cada lado del “Camino de las almas”. En Alaska, los “Inuit”  (o esquimales) conocían a Sirio como “Perro Luna”. Sirio ha estado presente en civilizaciones tan dispares como la maya, la egipcia y la polinesia.

Los egipcios la identificaron con la gran diosa Isis, que formaba parte, junto a su esposo Osiris y su hijo Horus, de una tríada de dioses, y los setenta días en los que Sirio no se veía en el cielo simbolizaba el paso de Isis y Osiris por el “inframundo” egipcio. En el Antiguo Egipto, la primera salida de Sirio marcaba la época de las inundaciones del Nilo, por lo que tenía enorme importancia en relación con las cosechas.

Como curiosidad, cabe señalar que, en la cultura “dogón” de Mali, África, Sirio es considerada una estrella sagrada de directa influencia sobre la vida. Los dogones tienen, asombrosamente, un profundo conocimiento de la órbita de Sirio y su compañera estelar, Sirio B, mucho antes de que la ciencia moderna la descubriera. Posiblemente adquirieron estos conocimientos de algunas expediciones occidentales en esta región y las convirtieron en “mito”.

Algunas características de Sirio:

En el hemisferio Norte, Sirio se sitúa en su punto más alto en Enero, mientras que en el Sur se puede ver durante todo el año. Desde esta región, Sirio se encuentra en su punto más alto en el cielo durante el verano.

Se trata de una estrella “doble”, es decir, que tiene una compañera, mucho menor que ella y que resulta casi imposible observar sin instrumentos profesionales. El descubrimiento “oficial” de Sirio B, la compañera enana blanca de Sirio tuvo lugar en 1844 cuando el astrónomo alemán Friedrich Bessel observó que Sirio tenía un raro movimiento que no podía ser explicado únicamente por la gravedad. Bessel propuso que debía haber una compañera invisible que afectaba el movimiento de Sirio A, hipótesis confirmada en 1862, por el astrónomo Alvan Graham Clark que logró observar directamente a Sirio B con un telescopio refractor.

Brillo: Con una magnitud aparente de -1,46, Sirio es la estrella más brillante en el cielo nocturno, aproximadamente 25 veces más luminosa que el Sol.

Distancia: Sirio está ubicada a unos 8,6 años luz de la Tierra, lo que la convierte en la séptima estrella más cercana al sistema solar. Esta proximidad es una de las razones por las que es tan brillante en el cielo. La estrella se acerca al Sistema Solar a una velocidad de -5,5 km/s.

Masa y Tamaño: Sirio tiene aproximadamente el doble de la masa del Sol (2,02 masas solares) y un diámetro de aproximadamente 1,7 veces el del Sol.

Edad: A pesar de su apariencia joven y brillante, Sirio tiene una edad estimada de unos 200 a 300 millones de años, lo que la hace relativamente joven en términos cósmicos. Se estima que Sirio continuará en la secuencia principal durante unos mil millones de años más antes de evolucionar.

Color: Aquí existe una gran controversia, ya que, en algunos momentos de la historia, Sirio fue catalogada como una estrella roja, incluso por Ptolomeo de Alejandría, en su obra “Almagesto”, que la describió de este color junto con otras cinco estrellas, Betelgeuse, Antares, Aldebarán, Arcturus y Pollux, todas de color naranja o rojo. Hasta Séneca la describió como “un rojo más intenso que Marte”. Quizás fue un error, o una circunstancia intrínseca temporal o bien un paso por una zona de polvo y gas, que hizo enrojecer su aspecto.

S irio B: su compañera (véase foto1, inferior izquierda), es una enana blanca extremadamente densa y fue la primera enana blanca descubierta, proporcionando valiosa información sobre la evolución estelar. Su trayectoria (aparente y real) la podemos ver en la foto3. La trayectoria aparente se debe al ángulo de posición de Sirio respecto a la Tierra y curiosamente se corresponde con la forma que describe la cultura “dogon” de Mali. El tamaño de Sirio B es similar al de la Tierra.

Planetas: En el año 2015, unos astrónomos utilizando el “VLT Survey Telescope” para buscar evidencia de otros objetos en Sirio pudieron descartar la presencia de planetas gigantes 11 veces más masivos que Júpiter y hasta alrededor de 4 veces la masa de Júpiter. Hasta ahora, NO se han encontrado, a pesar del mito Dogon (foto4), que parece describir un planeta.

Como última curiosidad de este sistema estelar tan brillante os diré que Sirius es una de las 27 estrellas de la bandera de Brasil, donde representa el estado de Mato Grosso (foto5), señalada con una flecha.

Este otoño-invierno podéis admirar la brillante estrella, debajo de Orión, siempre que paséis un poco de frío…

¡¡ Mirando al Cielo !!

M. Manero Rivas

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