Pues sí, hace mucho daño. La derecha recorta derechos sociales y hace políticas sólo para unos pocos. Parece una frase como muy simplista, pero no lo es. Es el miedo el que me obliga a escribir este artículo.
La derecha no defiende la vida digna, pero tampoco una muerte digna. La derecha defiende únicamente a la gente con recursos, la liberalización de los mercados… La derecha entiende que el aborto es un pecado, aunque la madre no pueda hacerse cargo del bebé. La derecha le obliga a tenerlo, pero no garantiza que pueda criarlo o que pueda protegerlo… Eso sí, la derecha aborta, aborta fuera. La derecha aborta en Suiza o Inglaterra. Pero también aquí, en clínicas que lo mantienen en secreto. Que no se sepa.
La derecha defiende el trabajo precario. Hace leyes que benefician al que más tiene. La derecha no cree en los derechos laborales. La derecha no habla de clases porque para ellos sólo hay una clase, la suya, la de los que mandan. Es la clase del dinero, de los mercados, del IBEX35… Es la clase de los que tienen a tanta gente trabajando para ellos que pueden estar en un yate mientras algunos y algunas compaginan hasta tres empleos temporales para poder pagar las facturas. Porque la derecha cree en la libre empresa, pero también en que los recursos básicos estén en manos de unos pocos: la luz, el agua, el gas… Y así, hay personas a las que les cuesta la vida sacar a sus hijos e hijas adelante. La derecha es hipócrita. Como cuando en Semana Santa la gente que tenía recursos pagaba la bula y comía carne. Claro, eso siempre lo han hecho unos pocos, pero eran muy pocos. El problema es que esos pocos quieren quedarse con todo. Pero nosotros y nosotras no podemos seguir viendo cómo se recortan nuestros derechos. Los derechos de todos pero, fundamentalmente, de todas. Las mujeres son las que más sufren a la derecha. La derecha es machista…
La derecha no quiere que nuestros hijos e hijas reciban educación superior, suben las tasas, elitizan la educación. Quieren mantener su clase, sus privilegios. Los suyos y los de sus hijos e hijas. Como si el mundo se lo debiese. Pero no, el mundo no se lo debe. El mundo es de los que lo trabajan. De los que se solidarizan con sus vecinos y vecinas. De los que luchan por los derechos de las personas. El mundo es de los y las que han tenido que irse y se despiertan cada mañana para levantar un país que no es el suyo. Pero luego se dicen patriotas… La derecha no es patriota. La derecha paga los impuestos fuera, en paraísos fiscales. La derecha defiende la especulación. La derecha no ve a la gente que no tiene techo. La derecha no vive como tú o como yo. No te dejes engañar. La derecha no te defiende. No lucha por ti ni por los tuyos y tuyas. No lucha para que vivas mejor. La derecha sólo quiere mantener sus privilegios. Y para mantener sus privilegios recorta nuestros derechos.
Tengo miedo, sí, a que la derecha gobierne. Tengo mucho miedo. Y no es que lo tenga por mí, que también, lo tengo por mi hijo, por mi hija, por mi nieto… Tengo miedo por la gente que me acompaña en esta andadura, por los y las jóvenes más que por ninguno.
Somos más, defendámonos entre nosotros y nosotras. No dejemos que llegue la derecha. Cuidémonos.