Atención primaria: una crisis con bata blanca

Problemas del corazón

El 25 de mayo de 2022 se inauguró una calle con el nombre del doctor Ángel Frade, ante la demanda popular de cientos de personas que formaban parte de lo que este ilustre vecino llama “mis CPA”: “clientes, pacientes y amigos”. El reconocimiento a Ángel Frade puede leerse como un reconocimiento a una figuras en retroceso: el médico de familia que te conoce de toda la vida.

Tras tres décadas de ejercicio en el Centro de Salud “La Paz” de Covibar, Frade se jubiló, cansado de las nuevas trabas que se encontraba y de lo que él califica como “deshumanización del médico”. Como denuncia la Plataforma Rivas por la Sanidad Pública, las condiciones en las que trabajan actualmente los profesionales médicos de atención primaria son incompatibles con esa figura tan querida del médico de familia. Sencillamente, no tienen tiempo: un sistema ya de por sí tensionado estalló con la pandemia del COVID-19.

El estado de la Salud Pública en España

De repente, llegó una pandemia y un país entero se dió cuenta de que no contaba con las infraestructuras necesarias para la producción de vacunas y mascarillas. La picaresca de los sobrevenidos comisionistas contrastó con la solidaridad desplegada por los trabajadores de fábricas como Seat, cuyos 150 miembros en plantilla se arremangaron para producir un prototipo de respirador. Mientras, otras fábricas de coches reconvirtieron sus impresoras 3D en fábricas de mascarillas y material de protección.

“Específicamente, en salud pública tenemos un gasto bajísimo, que no aumenta”, señala Pedro Gullón, director general de Salud Pública y Equidad en el Ministerio de Sanidad. Explica este epidemiólogo que, si aumenta ese gasto, es por la aparición y compra de vacunas, pero que hasta ahora no había habido una apuesta por las actividad de promoción de la salud, vigilancia y preparación frente a emergencias. La COVID-19 nos hizo conscientes de forma dramática y repentina de esta necesidad, aunque no todas las cifras son malas: “España es de los países que más eficiente es (siempre lo ha sido) en inversión sanitaria y resultados en salud”, defiende Gullón.

Su dirección general es una de las que ha puesto sobre la mesa que la salud abarca muchas más cosas que las que habitualmente incluimos: “si queremos buenos resultados en salud, no solo necesitamos inversión en sistemas sanitarios, si no en el resto de condicionantes de nuestra salud: invertir en vivienda, en derechos sociales, en alimentación saludable, en propuestas de ocio y tiempo libre, en liberar tiempo de vida al trabajo…”, enumera este experto.

Esa necesidad de coordinación y prevención chocó este invierno con el veto de los gobiernos de la Comunidad de Madrid y de Castilla y León a la gestión coordinada de la campaña de la gripe. “Creo que hemos perdido la oportunidad de salir con un documento de consenso desde la Comisión de Salud Pública”, explica Gullón, principal muñidor del intento de acuerdo.

La paradójica situación de la Comunidad de Madrid

”Invertir es vivir”, reza la campaña que el año pasado puso en marcha Amnistía Internacional en defensa de la sanidad pública. La ONG recuerda que apenas en este 2024 se recuperaron los niveles de inversión en sanidad previos al “inicio de las medidas de austeridad”.

La pandemia supuso un aumento de gasto sanitario, pero entre 2020 y 2022 se ha ido invirtiendo menos, especialmente en la atención primaria. En ese último año analizado, Amnistía Internacional alerta de que la inversión es de solo un 3% más que hace 13 años, cuando solo para atender el envejecimiento de la población (a mayor edad, más se acude a los sistemas sanitarios) ya debería haberse incrementado la inversión pública.

Según el Informe Anual del Sistema Nacional de Salud 2023, elaborado por el Ministerio, el gasto por habitante es de 1.536 euros (de los más bajos de España, muy lejos de Asturias o País Vasco). El Hospital del Sureste es uno de los 54 hospitales pequeños de la región (menos de 200 camas) de entre un total de 84 hospitales. Por tanto, como denuncia Pilar Barrau (enfermera jubilada del Centro de Salud La Paz de Covibar), “atiende a 200.000 habitantes, la mitad de ellos de Rivas, solo con 132 camas”. En 2018, dice Barrau, se anunció una ampliación del Hospital que se dijo que en 2023 era inminente y de la que aún no se ha movido un ladrillo.

Según el XIX informe de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (2023), Madrid está dentro de las comunidades autónomas con servicios sanitarios “deficientes”. Con 74 puntos, está al mismo nivel que Cataluña y solo por encima de las CCAA con peores servicios sanitarios (Canarias, Valencia, Murcia y Andalucía). Se tienen medios camas por habitante que la media nacional, menos médicos de atención primaria y el número más bajo de profesionales de enfermería en relación a la población. No obstante, el 77% de la población madrileña sigue prefiriendo ser hospitalizado en la sanidad pública, aunque sigan aumentando los seguros privados. La región presenta indicadores positivos en las listas de espera quirúrgicas y el uso de medicamentos genéricos.

La Comunidad de Madrid es la tercera región que más aumentó el gasto (11% entre 2009 y 2022), tras Canarias e Illes Balears. Sin embargo, el aumento en atención primaria ha sido nulo. “Si el dinero se emplea en subcontrataciones que pueden empeorar la eficiencia del sistema a través de diferentes modelos de privatización, te puedes encontrar con un aumento de inversión que acaba en el bolsillo de una aseguradora”, explica Pedro Gullón, que defiende que la apuesta por la sanidad pública permite gastar mejor y que la inversión sea más eficiente.

El porcentaje del gasto sanitario dedicado a contratación con centros privados en Madrid asciende al 11,7%, sólo superado por Cataluña entre las CCAA analizadas por la Federación. Mientras que el 38,11% de las personas tienen seguro privado. Los madrileños gastan, de media, 582,73 euros en seguros privados.

Alberto Cotillas, presidente de la Sociedad Madrileña de Medicina de Familia y Comunitaria (SoMaMFyC), relata cómo muchos de sus pacientes prefieren pagar una resonancia privada para tratarse una lesión de rodilla (si la prueba va a tardar un año), que seguir perdiendo dinero por estar de baja. Para este médico de Parla, este ejemplo muestra que la congestión de los servicios públicos favorece el negocio privado, mientras amplía las brechas sociales entre quienes sí pueden permitirse pagarlo y quienes no.

La importancia de la atención primaria

El Ejecutivo autonómico realizó una valoración positiva de las medidas tomadas en 2024 que, según sus datos, disminuyeron un 40% las plazas vacantes de Medicina de Familia. La región vivía un grave problema porque no era capaz de retener y consolidar a los profesionales, algo que ha ido estabilizando (casi un 75% de su plantilla es fija) con medidas como el incentivo mensual adicional de 500 euros a los facultativos que cubren centros de atención primaria con escasez de plantilla.

Al contrario que en el pasado, cuando se disparó la temporalidad en los MIR, el Ejecutivo de Ayuso realizó contratos de más larga duración a esos internos residente. En total, según la Comunidad, 94 MIR que finalizaron en 2024 su formación en Atención Primaria en la especialidad de Medicina de Familia están trabajando en centros de salud madrileños.

La Sociedad Madrileña de Medicina de Familia y Comunitaria (SoMaMFyC) que preside Alberto Cotillas reflexiona sobre el estado de su profesión desde un punto de vista académico y científico (frente a sindicatos o colegios profesionales). Sin embargo, precisamente esta perspectiva les hace también analizar y señalar algunos de los problemas que encuentran en su día a día los más de dos mil médicos que agrupan: “una parte importante de la formación que realizamos es sobre la comunicación con los pacientes y la entrevista clínica”, reflexiona en relación a las dificultades que se encuentran al tener muy poco tiempo por paciente en las consultas.

Según los datos, recuerda el portavoz, “tenemos más médicos que nunca” pero hay un problema de “retención”. También estaría influyendo la jubilación de la generación del baby boom. Aunque nota cierta mejoría muy reciente, reclama mayor tiempo para formar y tutorizar a los residentes porque -dice Cotillas- si ven a los profesionales de atención primaria saturados y sin hacerles caso, no se les incentiva a que quieran quedarse allí, donde más falta hacen.

Reivindica también Cotillas que “poder dar malas noticias, atender necesidades de salud mental o de otro tipo” requiere tiempo y ser “lo más amable y terapéutico posible” con el paciente. Algo que es imposible de realizar con apenas 10 minutos de consulta que ni siquiera se respetan, según los profesionales. “Hubo una huelga de cinco meses en noviembre de 2022, porque se estaba trabajando en muchos sitios con cinco minutos de cita (que incluye la entrevista clínica y cualquier exploración física necesaria)”, recuerda el presidente de SoMaMFyC.

En Rivas, miembros de la plataforma en defensa de la sanidad pública afirman que se contaba con 3 minutos de cita y que no ha mejorado tanto la situación desde entonces. “En muchos centros, todavía siguen forzando citas”, lamenta Cotillas, “por lo que si de pronto te entra un paciente más en tu hueco de diez minutos, pues ya son solo 5 minutos por paciente”. Insuficiente para atender con dignidad a alguien que llega angustiado, con sufrimiento psíquico o que, sencillamente, por su avanzada edad requiere de una atención más prolongada. En resumen, unas condiciones que impiden que los ripenses puedan tener más “Doctores Frades”, es decir, médicos dedicando toda su atención y saber a ayudar al paciente con tiempo suficiente para ello.

Otra de las líneas de formación en SoMaMFyC apuesta por formar a los profesionales en el uso de ecógrafos (de los que disponen en algunos centros) para no depender de las esperas de hasta un año que se encuentran al pedir una ecografía y poder diagnosticar y derivar al paciente con mayor celeridad. En casos como “unas piedras en la vesícula” o “procesos tumorales”, señala Alberto Cotillas, que el paciente reciba tratamiento rápido puede marcar una gran diferencia.

Según Alberto Cotillas, persisten las dificultades en cubrir personal médico de atención primaria en las zonas rurales y en el turno de tarde fijo (que considera que dificulta enormemente la conciliación con la vida personal y familiar). En esa línea, el Plan Integral de Mejora de Atención Primaria aprobado en 2023 por el Ejecutivo regional creó un bonus de productividad fija por ruralidad (con un aumento medio mensual de 310 euros por facultativo), un reconocimiento de 450 euros mensuales por población atendida, otro de 500 euros para el turno de tarde fijo y de 300 para quienes realicen rotaciones de mañana/tarde de manera habitual, sin que aún se hayan consolidado en sus efectos. Otro elemento que podría influir en la dificultad de retener a los médicos en la región es que no se hagan guardias, que están mejor remuneradas, aunque se paguen horas extras.

En cambio, el representante de la sociedad científica madrileña valora positivamente que se estén ampliando por parte de la Comunidad de Madrid la posibilidad de participar en proyectos de investigación y docencia. No obstante, por su experiencia como médico en Parla, cree que falta aún mucho por hacer para atender mejor a las poblaciones vulnerables socialmente y con necesidades específicas, como en el caso de las mujeres, la población migrante o el colectivo LGTBIQ+. “El problema que viven los profesionales en Madrid no es económico, sino de la sobrecarga habitual”, concluye.

La importancia de la prevención

Pese a que antes nos hemos referido a Pedro Gullón como “director general de Salud Pública”, recientemente el cargo añadió “y Equidad” a su denominación (y no por capricho). “Como director de Salud Pública y Equidad en salud, esto es lo que más me obsesiona”, declara en relación a una política preventiva que tenga en cuenta las desigualdades sociales. Actualmente, están sentando las bases para políticas de largo plazo en materia de tabaquismo, obesidad infantil, alcohol y menores, salud sexual y reproductiva o respuesta a las violencias (de género e infantil). La atención primaria es la clave para que estas estrategias preventivas funcionen. “Nosotros tenemos a la población con la tensión controlada, con las glucemias controladas, favoreciendo un estilo de vida saludable con deporte y una buena dieta”, reflexiona Cotillas, y eso tiene su impacto. Como solemos decir, “si los problemas de salud son sociales, así tendrán que ser sus soluciones”, concluye Gullón.

Por ejemplo, según diversos estudios, sabemos que dar una atención suficientemente prolongada y empática en la consulta de atención primaria tiene mayores efectos positivos que muchos medicamentos. “La atención primaria se caracteriza por su longitudinalidad (que te trate el mismo médico a lo largo del tiempo), su accesibilidad (todo el mundo accede porque es un derecho) y el abordaje holístico (atiende a la persona, desde un enfoque global, en vez de desde una especialidad)”, enumera Cotillas. Este médico de Parla recuerda que solo el hecho de tener al mismo médico de familia durante más de 15 años se ha visto que reduce en un 30% la mortalidad.

“No es una prioridad”, lamenta recordando que la libertad de elección de médico y la movilidad son tanto una apuesta de la administración regional como, a menudo, una demanda de los pacientes. Por el lado contrario, también se produce el fenómeno ambivalente de que para los profesionales que atienden situaciones y entornos muy difíciles esa movilidad ha podido ser positiva, al reducir el “burnout” (síndrome del trabajador quemado), aunque los pacientes de ese centro no puedan aprovechar los efectos beneficiosos de esa “longitudinalidad”.

Rivas, a la espera de infraestructuras

Cuando se habla de que “el código postal afecta más que el código genético”, explica Pedro Gullón, “nos referimos a la forma en que nuestras vidas, nuestros trabajos, nuestros barrios, nuestros recursos públicos, nuestros salarios…afectan a la salud que vamos a tener”. Para colmo, esas zonas más vulnerables son también las que cuentan con menos recursos sanitarios. “La línea 3 de metro en Madrid tiene un gradiente de 3 años de diferencia en la esperanza de vida”, señala Cotillas respaldando lo anterior.

En Rivas, hay un importante movimiento por la defensa de sanidad que viene trabajando sus demandas. “Los tres temas gordos son el cuarto centro de salud (reivindicación histórica para atender a los más de 20.000 vecinos del barrio La Luna), las urgencias del PAC y el centro de especialidades”, resume Pilar Barrau.

La enfermera jubilada denuncia que “puede ser que cuando vayas al PAC haya médico de urgencias o no…y no lo sabes”. Este desplazamiento a ciegas ya ha producido situaciones de riesgo debido al doble desplazamiento que supone que el paciente vaya allí y luego a Urgencias de otro hospital, con todo el retraso que supone.

Por otro lado, la gente de Rivas acude al Gregorio Marañón o al hospital de Arganda cuando necesitan un especialista. “O te ofrecen un hospital privado porque sino te dicen que es año y medio de espera”, denuncia Barrau que califica la deriva de un “sálvese quién pueda”. Ella ayudó a la plataforma local a recopilar datos: un médico de familia atiende en Rivas a 1939 tarjetas sanitarias, de media (datos de diciembre de 2023 a enero de 2024). Pero, como recuerda Alberto Cotillas, cuando un médico está de baja o de vacaciones son sus compañeros los que asumen temporalmente esa carga extra. “Desde hace varios meses en el turno de tarde hay cuatro bajas sin cubrir”, ratifica Barrau sobre las plantillas “mermadas”. Si son aproximadamente nueve profesionales, se quedan en apenas cinco.

Pilar Barrau también recuerda con datos de Amnistía Internacional que la demora en atención primaria se ha disparado en Madrid de los 3,6 días (2018) a los 9,6 (2023). Según los datos que maneja para Rivas (entre julio de 2023 y junio de 2024), la situación local es aún más grave: las citas presenciales con los médicos de familia estarían tardando 12,3 días. “El deterioro no es de hoy, es desde Esperanza Aguirre”, afirma la enfermera jubilada, pero “la pandemia hizo que algo que estaba deteriorado acabar de fastidiarlo”.

Según ella, el principal problema es de financiación: “en Santa Mónica no caben más médicos y enfermeras, La Paz está muy viejo y tampoco, no se pueden aumentar plantillas ni aunque se quisiera, además de necesitar el cuarto centro de salud”.

La cercanía y el largo plazo frente a los anuncios a bombo y platillo

Desde celadores a TCAE (técnicos en cuidados auxiliares de enfermería), incluyendo a profesionales de la enfermería y la medicina, sin olvidar el indispensable apoyo administrativo: el personal sanitario se deja la piel para que -pese a las dificultades- nuestra salud sea lo primero. “Es una especialidad y una profesión muy bonita (el médico de familia y comunitaria), pero es verdad que se hace a veces a costa de un desgaste personal, porque te ves saturado y sobrepasado porque no puedes brindar la asistencia que te gustaría”, afirma Alberto Cotillas. “Yo me he jubilado antes perdiendo dinero porque no podía mas”, reconoce Pilar Barrau.

La Comunidad de Madrid realiza muchos anuncios sobre tratamientos especializados e innovadores, gracias a la excelencia de algunos de los servicios de sus hospitales (en la imagen, vemos uno de ellos especialmente reseñable por su impacto positivo en construir una sanidad inclusiva). Sin embargo, la sanidad del día a día no es tan buena “inversión publicitaria” como un aparato de radiología que valga millones de euros, lamenta Cotillas. “La inversión que ahora hacemos contra el tabaquismo se va a notar dentro de 30 años”, añade también Gullón.

La Comunidad de Madrid lidera un proyecto europeo (READI) para mejorar la inclusión de poblaciones infrarrepresentadas en los ensayos clínicos. En la imagen, la Unidad de Ensayos Clínicos (UCICEC) de La Paz que lo desarrolla.

Bromea el Doctor Ángel Frade con que él “casi todo lo arreglaba recetando un ibuprofeno y un buen polvo”. Lamentablemente, hoy la atención primaria necesita de un tratamiento más potente y urgente para que la salud de todos y de todas esté bien cuidada.

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