OPINIÓN

Las mentiras ganan si sigues igual

Cualquier bien, cualquier utilidad para que se beneficie el Universo, la naturaleza, la sociedad, etc., sólo necesita el no hacer lo que todos dicen que hay que hacer y el no decir lo que todos estúpidamente ahora están diciendo.

Lo que de verdad necesita el bien es que se sepa, antes que nada, lo que es el mal, o sea, lo que no hay que hacer, lo que no hay que consentir ni aceptar, lo que no hay que difundir, lo que no hay que buenizar ni idealizar o lo que no hay que soñar siquiera.

Lo que con total verdad, con total decencia, con total respeto, con total educación, con total maravilla de amor, desea el bien es que tú sepas de una vez qué es lo que nunca desea el bien que digas:  ésas sinrazones tan habituales en ti, ésas frivolidades tan cagadas por ti, ésas afirmaciones-promesas irracionales tan juradas por ti y ésas envidias sucias tan disimuladas por ti.

El bien o la esperanza humana o la razón lo que precisan es que tú no sigas consintiendo miseria o dejadez en cualquier deber ético (de cualquiera), ¡eso es!, que tú no sigas blanqueando sinrazones o prejuicios o insensatos eufemismos en cualquier situación social o proyecto personal.

Lo que te pide la vida es que tú no seas un falso en la vida, lo que te ruega Dios es que tú no creas más en tantas idioteces de mal que te han inculcado para que las consideres buenas; en fin, lo que grita el horizonte al final de tu camino es que no seas más “de lo mismo”, que no seas más esclavo por beneficiar a mentiras ni más ignorante por beneficiar a tus autoengaños.

Todo es muy sencillo, sencillísimo ya que todo lo complicado lo han creado “los ayudadores de las mentiras” y, por eso, hay que cambiar cualquier procedimiento de ayuda, sí, y que sea la ayuda de quien sea sólo para que al fin no se salgan con la suya tantas mentiras.

Con tal causa, que no se digan más sinrazones que parezcan razones (en juego de apariencias) o que no se digan más confusiones que afectarán a la responsabilidad social; también, que no se valore nada con sinrazones-estéticas-confusiones, sí, y que no se valoren más las mismas cosas extremas que equivocaron tanto (como la guerra, la riqueza y el poder).

Por ello, hay que amar a quien nos da la razón ya evidenciada a sólo razones, para que no haya nunca confusión, y hay que tener la incansable e interminable prioridad de la razón para que no existan las mentiras, ¡oh sí!, para que no existan las estupideces pilleando por doquier y manipulaciones de todos, o para que no existan las injusticias.

Nada más claro.

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