¿Ley y orden?

La guerra en Europa continúa y sus consecuencias económicas se agudizan también en España, pese al enorme amortiguador que ha supuesto la llamada «excepción ibérica» en los precios de la energía.

Por primera vez tras la aprobación de la última reforma laboral, flaquean los datos de empleo (especialmente, en la Comunidad de Madrid). Según la mayoría de previsiones, el último trimestre de 2022 y el primero de 2023 viviremos una breve y pasajera recesión económica. Para colmo, el intento del BCE de contener la inflación mediante la subida de los tipos de interés se está traduciendo en espectaculares beneficios de la banca privada a costa de unas familias que ven dispararse sus hipotecas (quienes tuvieran interés variable), con el riesgo que supone de que se pueda producir una nueva ola de desahucios.

Con este convulso escenario, la inseguridad se apodera de nuestro estado de ánimo. En consecuencia, desde Suecia a Italia (pasando por España), se revalorizan las políticas ultraconservadoras de «ley y orden» a costa del diálogo y la mediación. La Comisión Europea asiste atónita al fracaso de las negociaciones en España para la renovación del poder judicial. Ley y orden, sin ley, con unos jueces que se saltan la Constitución al tener su mandato caducado.

En nuestros municipios, pese a lo que diga la estadística (España es uno de los países más seguros del mundo), estas inseguridades y miedos afloran. ¿Alguien puede culpar a un vecino de que se sienta así? Si a tu vecino le roban el coche, desaparece una pistola de la policía local o en la televisión cunde el alarmismo sobre las ocupaciones de vivienda, la percepción es de ley…y desorden.

Esperemos que la paz y el sentido común se impongan al desorden internacional, que los espacios de mediación se amplíen y salgamos del próximo invierno con unas redes de protección más fuertes. Porque, si no, la inseguridad irá para largo. No es casual que, en una sociedad desestructurada y en conflicto como EEUU, la serie «Ley y Orden» se convirtiera en una de las más longevas de la historia de la televisión (con permiso de Los Simpson).

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