Una vez más, entramos en el año nuevo con las cuentas ya aprobadas. Unos presupuestos que aúnan eficacia económica, inversión social y reducción de deuda. Nada se queda fuera. Ni las personas en situación de precariedad – con más de 1.100.000 euros de ayudas directas-, ni el tejido asociativo –con 900.000 euros destinados a entidades sociales, asociaciones y clubes deportivos para el desarrollo de proyectos de interés social-. Unos presupuestos que prevén cerrar el ejercicio con un superávit de más de 9 millones de euros y seguir reduciendo la deuda sin dejar de invertir en la mejora y el cuidado de la ciudad. En definitiva, unos presupuestos que consolidan el trabajo hecho en esta legislatura poniendo el foco en la defensa de los servicios públicos y protegiendo a las personas. Porque se puede gestionar de otra manera, para el bien común, a pesar de las exigencias leoninas que la ley nos impone a los ayuntamientos.
De esto precisamente trata el municipalismo: de gobernar desde la cercanía para la gente, no para unos pocos por muy poderosos que sean. Y la sentencia de Rivas en el Supremo es uno de los mejores ejemplos que nos ha dejado el 2018: cómo desde lo local podemos mejorar la vida de las familias e incluso empujar para cambiar la ley. Porque el origen de esta sentencia tiene que ver con nuestra política de vivienda pública frente a una Comunidad de Madrid que alimentaba el boom inmobiliario y porque recurrir al Supremo fue una decisión política, porque no dimos una batalla por perdida para defender los derechos de nuestras vecinas y nuestros vecinos. El resto del sainete ya lo conocéis.
Otro ejemplo más de cómo el municipalismo no solo garantiza los derechos de la gente, sino que además nos vuelve menos dependientes de los poderosos, es la iniciativa -puesta en marcha el pasado año-, de comprar sin intermediarios la energía, de momento, para los edificios municipales. Esta decisión muestra la valentía de pasar por encima de lo convencional y buscar cada recoveco para encontrar alternativas a los abusos de las grandes eléctricas, permitiendo no solo un ahorro económico que destinamos a inversiones sociales, sino también mejoramos la eficiencia energética.
Las ciudades son para disfrutarlas y construir ciudad es construir barrios para vivir. En Covibar, con sus 40 años recién cumplidos, hemos iniciado el Plan de revitalización para crear un entorno más accesible y transitable, que invite a encontrarnos por sus calles y avenidas, paseando o comprando en sus comercios locales. Además, necesitamos unas infraestructuras acordes a nuestra ciudad. Ya hemos cedido a la Comunidad de Madrid dos parcelas para los necesarios colegio e instituto públicos en el barrio Centro. Y espero que este 2019, en el que Rivas Vaciamadrid cumple su 60 aniversario, podamos ver el comienzo de las obras para la conexión de la M50 y la mejora del servicio de Metro que nos equipare al resto de la región. Porque Rivas tiene mucho futuro por delante, 2019 será un año cargado de retos.