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“Unidos por amor al Arte”

¿Qué tienen que ver un grupo de médicos, economistas, biólogos, informáticos, amas de casa, empresarios, industriales y hasta creadores de bonsais? Muy sencillo: desarrollar una actividad que todos ellos han descubierto (algunos tardíamente)  y que no tiene nada que ver con sus profesiones. Así surgió el colectivo “Unidos por amor al Arte”. Algunos de ellos ya son habituales de exposiciones colectivas e incluso individuales. Pero todos ellos están de acuerdo en algo: que es preciso seguir aprendiendo, seguir avanzando, dar pasos adelante, someterse al juicio de la crítica y del público para seguir manteniendo y perfeccionando su motivación artística. Así, conviven y se enriquecen mutuamente disciplinas como el dibujo y la pintura, la cerámica y la terracota, el bronce y la madera, el hierro y las resinas, el lienzo y la fibra de vidrio.

Con un nucleo original ripense, se han ido incorporando fichajes y artistas de procedencias muy distintas que hacen un todo multifacético y multidisciplinar. No es casualidad el título que acompaña la exposición: “Encuentro de estilos”.

Sus nombres son: Ángela Pozo, Blanca Tamames y su padre Rafael Tamames, David Martín, Esmeralda González, Javier Muñoz, Loles Vicente, Patricia Fridman y Elizoescultor. Quizá la mayoría nos sean aún desconocidos. Pero no lo serán a partir de ahora.

Lo primero que les llamará la atención al entrar en el vestíbulo del Centro Social de Covibar, serán las inmensas esculturas formadas por retorcidos troncos y raices de olivo, creadas por la madre naturaleza durante cientos de años y que prácticamente sólo han necesitado ser elegidos por el artista David Martín para convertirse en una obra de arte y merecer su espacio en una sala de exposiciones. Una inmensa menina de madera de olivo, cumpliendo con su misión de siglos, les dará la bienvenida.

Nada más entrar en la sala de exposiciones Miguel Hernández, nos recibe el impresionante busto de tamaño mayor que el natural del artista Rafael Tamames realizado por su hija Blanca. Rafael es el artista más veterano. Nació para disfrutar de las Bellas Artes y ya manifestaba su amor por el dibujo y la pintura allá por los años 40.

También les impactarán los magníficos bustos del escultor Javier Muñoz, uno de los artistas provinientes del taller del García Lorca, de tardía vocación pero con mucho talento y capacidad de aprendizaje. Pendiente de los “momentos” que tiene el barro y de su comportamiento, Javier Muñoz ha creado una suerte de “Rock&Roll Hall of Fame” con rostros de algunos de los artistas más famosos del rock y del flamenco (no se pierdan el bronce de Paco de Lucía).

En las vitrinas encontraremos bronces de pequeño tamaño, pero grandísima calidad técnica y artística. Entre ellos encontramos algunos de un artista jóven de enorme talento y dotado además de una envidiable humildad. Me refiero a Rafael “Elizoescultor”, quien se mueve con soltura tanto en la escultura como en la pintura. “Elizoescultor” vive para enriquecer y expresarse en el mundo que le rodea, siendo siempre fiel a lo que hace y buscando mejorar su entorno. La mayor parte de su obra gira en torno al feminismo. Feminista es su pintura expansiva “Jaula de cristal” donde la mujer lucha contra sus propios límites. Feministas son sus esculturas “Mujeres”, “Hipatia”, “El beso de Nefertiti”, “En el balcón” o la dedicada a su hija “Rebeca”. Les acompañan las breves notas autobiográficas de su lienzo “Furia de verano” y la escultura “El mono verde”.

Pero sin duda el visitante quedará impactado con la impresionante escultura en fibra de vidrio que recibe al público en el vestíbulo de entrada a la exposición y que lleva por título “Poema y sueño”. Se trata de una obra merecidamente premiada y que no dejará indiferente a nadie que visite esta exposición, que estará abierta en el Centro Social Armando Rodríguez de Covibar hasta el 30 de mayo.

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